Si alguna vez hubo un “avivamiento a la latina” ahora se corre el riesgo de tener un “envío misionero a la latina”. Por esta razón hay que realizar un envío responsable para que los misioneros cumplan con el ministerio al que fueron enviados.
Deserción misionera
Los participantes del Congreso Misionero Nacional realizado hace unos años en Caxambu, Brasil, quedaron impactados al escuchar que el 75% de los misioneros brasileros enviados al campo habían dejado el campo misionero durante su primer período de servicio. Sin embargo en aquel momento no había datos que pudiesen confirmar o negar tal aseveración. Esto junto a otros factores movió a la Comisión de Misiones de la Alianza Evangélica Mundial (WEA) para emprender un estudio internacional con el fin de descubrir y ayudar a corregir las causas de deserción misionera. El entonces presidente de COMIBAM Internacional, Rudy Girón, fue designado coordinado del proyecto llamado REMAP (Investigación para determinar las causas de la deserción de misioneros). Para ese fin se hizo una selección de 14 países. El instrumento de investigación fue distribuido a 453 agencias y entidades misioneras. Finalmente los resultados se presentaron en un encuentro celebrado en “All Nations College” de Inglaterra. Las conclusiones y otros importantes trabajos se publicaron publicados en el libro “Demasiado valioso para que se pierda” editado por Guillermo Taylor y disponible en librerías cristianas.
Síntesis de los descubrimientos
El estudio en cuestión arrojó los siguientes resultados
- 4400 misioneros provenientes de las 453 agencias estudiadas dejaron el campo entre los años 1992-1994
- 71% de los mencionados dejaron el campo por causas previsibles
- Las principales causas de deserción misionera fueron:
- Niños (Incapacidad de adaptarse a la nueva cultura, necesidades de educación, salud, conducta).
- Salud: (problemas relacionados con la salud física y/o psíquica)
- Falta de apoyo: (apoyo inadecuado en oración y/o finanzas u de otro tipo de parte de la base de envío Ej. Problemas de inflación)
- Relaciones personales: (Problemas de relacionamiento con los líderes o con compañeros misioneros).
- Temas personales: (Auto-estima, estrés, enojo, expectativas, soledad, soltería)
Resultados internacionales
Entre los misioneros de las naciones tradicionalmente misioneras se destacaron:
- Problemas con los hijos
- Cambio de trabajo
- Problemas de salud
- Problemas de relación con los compañeros
- Dificultades personales
Entre los misioneros de las nuevas naciones que envían misioneros se destacaron:
- Falta de apoyo
- Falta de un llamado claro
- Compromiso personal insuficiente
- Desacuerdos con la agencia de envío
- Problemas de relación con los compañeros
La inquietud de la Comisión de Misiones de WEA impulsó un segundo estudio internacional que se realizó en más de 18 países con el fin de establecer cuales son los factores que contribuyen para que los misioneros permanezcan en el campo a largo plazo. Argentina participó de la investigación que fue llevada a cabo por medio del autor, quien es miembro de dicha Comisión en representación de la Red de Cooperación Misiones Mundiales/COMIBAM Argentina. En el momento de este escrito los resultado están por darse a conocer, tema que será posteriormente difundido por este medio. Volviendo a las causas de salida prematura del campo, queda claro, sobre la base de esa investigación, que los misioneros de África, Asia y América Latina no estuvieron exentos de ese problema. En cuanto a lo que concierne a la última región mencionada, puede decirse que si alguna vez hubo un “avivamiento a la latina” ahora se corre el riesgo de realizar un “envío misionero a la latina”. Por esta razón se debe realizar un envío responsable para que los misioneros cumplan con el ministerio al que fueron enviados.
Características del envío misionero responsable
- Preparación espiritual, de carácter y ministerial – La madurez emocional, espiritual y ministerial es un indicador esencial para saber si la persona tiene lo básico que necesita para considerar su posible salida al campo. Personas con serias deficiencias en su vida personal, de relación y de discipulado serán causantes de muchos problemas y ellos mismos también sufrirán. No es cuestión de enviar a todo el que tiene interés. Un buen obrero monocultural no necesariamente será un buen obrero trasncultural.
- Atención pastoral de los obreros – El tema del cuidado pastoral de los misioneros hace unos años atrás no estaba en el centro de la atención como lo está en la actualidad aunque en realidad siempre constituyó un factor muy significativo. Los que envían deben tener un medio para proveer el cuidado, atención y apoyo que los misioneros necesitan. Enviar no es cuestión de poner personas en el campo. (En realidad eso es lo más sencillo de realizar y lo que más se promociona).La falta de cuidado se agudiza cuando los recursos económicos se contraen por cualquier razón. Ser responsable significa también velar para que los enviados sigan en el campo o regresen debidamente al país.
- Énfasis en la capacitación bíblica y misionera – Este tema se viene tratando desde hace tiempo pero todavía no tiene toda la atención que merece. Puede que para algunos sea suficiente con tener un llamado porque luego Dios los prepara de manera directa. Para otros la capacitación en tan larga que terminan quedándose aún cuando debieron salir. En Argentina (y América Latina como en Brasil, Bolivia, Perú, Costa Rica, para citar algunos ejemplos) existen lugares de capacitación misionera, también hay varios programas de distinta duración. Sin duda que esto no parece suficiente, menos aún si no se aprovechan. Por otra parte la inserción misionológica en los altos centros de formación teológica sigue siendo un asunto pendiente. Frente a estos desafíos no es posible renunciar a la capacitación. Esa carencia limitará seriamente la adaptación cultural y el servicio, entre otras muchas cosas. Hay que usar lo que se tiene y mejorarlo pero también puede que haya que comenzar nuevas propuestas.
- Proceso claro de orientación y selección – No todas las entidades, tampoco las iglesias locales, cuentan con un claro proceso de orientación y selección de tal manera que la persona interesada conozca los pasos que tiene que dar, requisitos, preparación necesaria y tiempo probable de salida al campo. Por lo general hay tantos caminos de salida como líderes tenga una determinada institución. Esto no ayuda y añade a la confusión. Es necesario establecer un proceso y mantenerlo dinámico para que sirva a la gente y no se sirva de la gente. Quien considere salir al campo hará bien en pedir que se le explique claramente el proceso de salida, tiempo de permanencia, regreso al país y temas relacionados.
- Participación activa de la iglesia local – Sin la activa participación de la iglesia local todo proyecto misionero a largo plazo tendrá dificultad de realización. La iglesia local tiene un rol indelegable y por lo tanto su compromiso es esencial. Es de esperar que la visión y compromiso no dependa de una sola persona para que el misionero no quede varado cuando ocurre un “cambio de visión del liderazgo” (ya sea porque ingresa un nuevo líder o por algo nuevo que los líderes actuales hayan vivido) Los misioneros que salen sin el apoyo integral de una congregación tienen mayores dificultades una vez que están en el campo y también cuando regresen al país.
- Valorización del rol de la entidad misionera – Un creciente número de iglesias viene tomado más iniciativa para realizar la tarea misionera sin contar con la participación de una entidad misionera. El hecho de que una iglesia local se comprometa con la obra misionera es algo fundamental y debe estimularse por todos los medios. Por otra parte hay que advertir a la iglesia para que no intente cumplir la función de la entidad misionera. No muchas congregaciones pueden contar con el conocimiento, personal, experiencia y estructura necesaria. Los misioneros así enviados también tienen limitaciones.
- Administración financiera sólida – Este es un tema fundamental ya que va desde la tarea de apoyo que se realiza a favor del misionero hasta la recepción y tratamiento que tienen las ofrendas recibidas por iglesias e individuos, entre otras muchas cosas. La entidad enviadora debe girar las ofrendas para los misioneros en tiempo y forma. También es recomendable que mantenga informado al misionero de cuánto ha recibido y de quien. La falta de una administración cuidadosa puede traer muchas frustraciones, dificultades y limitar seriamente el desarrollo de la tarea. Hay que acordar las cosas (iglesia, entidad, misionero) antes de salir al campo y luego no hacer cambios por cuenta propia sin previa consulta y nuevo acuerdo. Un criterio sano es que la cuenta de misiones no esté a nombre de una persona sino a nombre de la entidad, que haya varios firmantes de manera conjunta y que la contabilidad esté abierta para ser auditada por alguien que no pertenezca al grupo de liderazgo, familiar o de amistades de los directivos de la entidad. Todo recaudo para asegurar la transparencia es bienvenido.
- Previsión para contingencias – Los responsables del misionero tienen que prever que hacer en ante circunstancias inesperadas y de emergencia. Por ese motivo hay que poner especial atención a problemas de salud, costo del pasaje de regreso, embarazo y alumbramiento en el campo, traslado a otro país en caso de convulsión o guerra y otros asuntos. Bien se sabe que es mejor prevenir que lamentar. Aunque por la cantidad de mensajes que se reciben con pedidos de socorro pareciera que puede decirse: “Es preferible ahorrar que luego mendigar”. En este tema hay que ocuparse de lo que se denomina la reinserción del misionero y el choque transcultural inverso.
- Estructura misionera bien establecida. – Hay quienes no se sienten cómodos cuando se resalta la necesidad de contar con una estructura establecida para lograr mejor apoyo para la tarea misionera. Ciertamente es importante tener entusiasmo, voluntariedad y visión. Es esencial depender de la obra y dirección del Espíritu Santo. También es cierto que hace falta más que las buenas intenciones de quienes se juntan para comenzar una nueva entidad misionera, a veces, hay que decirlo, sin saber todo lo que eso significa. Cabe la pregunta ¿es necesario abrir una nueva entidad por cada nueva visión o proyecto misionero que surja?. De más está afirmar que no es solamente cuestión de comenzar algo, por muy loable que sea, si luego eso no se puede mantener en el tiempo. Ese buen inicio (y corta duración) sucederá si el proyecto misionero se apoya en una persona, grupo de amigos, circunstancias favorables, búsqueda de protagonismo, aislamiento de todos los demás, etc.
- Compromiso con el Reino de Dios – El que sale no debe ir para abrir una filial nacional en otro país llevando consigo normas, prácticas y estilos que no son adecuados al contexto cultural del campo de misión. Tampoco puede ir sin reconocer a la iglesia que ya existe en el campo (sin importar el tamaño o el estilo que esa congregación pueda tener). El misionero es siempre un embajador y como tal representa a Jesucristo. Por esa razón procurará que su tarea fortalezca a los creyentes nacionales para que ellos puedan edificar una iglesia completamente enraizada en la Palabra e identificada con su propia cultura. Ser responsable al enviar es también preparar personas que no busquen su triunfo ministerial sino el mejor bien para la obra.
- Expectativas realistas – Puede suceder que quienes envían tienen falsas expectativas acerca de los resultados en el campo de misión. Esto puede obedecer a varios factores: desconocimiento de la realidad del campo, motivación equivocada para el envío, urgencias y presiones desde la base, desmotivación para seguir apoyando con el paso del tiempo, excesiva carga para ver resultados inmediatos, incomprensión de la complejidad de la cultura receptora, etc. En tales casos se necesita recordar que los frutos no se miden solamente por los resultados numéricos de corto plazo (aunque claro que debemos esperar resultados). Tampoco se mide por la cantidad de misioneros que se envían sino por los que permanecen en el campo y dan frutos. También por quienes, habiendo regresado al país, tienen una vida personal y familiar sana que les permite llevar adelante ministerio efectivo.
Conclusión
No tenemos que enviar a toda persona que llame a la puerta y diga que tiene una carga para salir al campo misionero. Por lo menos no antes de reflexionar en todo lo que significa enviar responsablemente. De otra manera se puede caer en una imposición de manos ligera. Ligera porque declara una bendición que la persona no está en condiciones de recibir o ligera, porque quienes lo hacen no tienen el compromiso de respaldar de manera perseverante y a largo plazo su envío inicial. Con el mismo énfasis hay que afirmar que no es cuestión de retrasar indebidamente la salida de los misioneros esperando que ellos tengan tal grado de madurez, preparación y unción que nunca están listos para ser enviados. Sin duda Dios tiene lugar para todos en Su propósito redentor. Justamente quienes reúnen todos los requisitos deseables están tan establecidos en el ministerio local que no siempre están dispuestos a salir. Los que fueron llamados a enviar no tienes libertad para adelantar, tampoco retrasar, el tiempo de salida. Juntos: iglesia, entidad, futuro misionero y los que reciban en el campo tienen que asumir las responsabilidades y privilegios de la labor misionera. No quedemos lamiendo las heridas de las faltas pasadas, tampoco las sacudamos como si nada hubiera pasado. Reflexionemos juntos y planifiquemos para que nuestro envío sea más numeroso y responsable que nunca.
Apéndice.
Estudios de casos (¿reales o probables?) Se sugiere formular preguntas sobre la base de estas situaciones para reflexionar acerca de todo lo que implica realizar un envío misionero responsable.
- Caso – Roberto fue enviado por su iglesia a Europa Oriental donde realizando un fructífero ministerio. Por medio del correo electrónico supo que en la iglesia había conflictos con el liderazgo. Lo siguiente que escuchó fue que la iglesia tenía un nuevo pastor. Poco después recibió la noticia que a partir de ese mes no recibiría más apoyo porque la visión de la iglesia había cambiado.
- Caso – La familia Pérez se encontraban en un remoto país de la Ventana 10/40. Varios meses antes de regresar escribieron a su enviadores para concretar la recepción del dinero con el fin de comprar sus pasajes de avión. La respuesta fue que no había fondos disponibles para su regreso. La incertidumbre de los Pérez fue en aumento conforme pasaba el tiempo. Su pedido de ayuda no tuvo respuesta y la fecha de dejar el campo era inminente. Finalmente un grupo de amigos realizó un gran esfuerzo y con altos intereses consiguieron un préstamo para que la familia regresara a casa. A su llegada no recibieron ningún tipo de orientación ni contención. Hoy los Pérez no están en el ministerio.
- Caso – María enfermó gravemente y falleció durante su servicio en el campo misionero. La misión enviadora nunca había enfrentado una situación así. Los familiares de María, algunos cristiano pero mayormente inconversos, exigieron a la iglesia y a la entidad que el cuerpo de ella fuese repatriado. La crisis económica de la misión, el altísimo costo para repatriar el cuerpo y la inexperiencia de cómo tratar un tema como esto no hizo más que agregar tensión y dolor al luto de familiares y amigos. Finalmente los restos de María están en su terruño pero el proceso fue muy angustioso para todos los que lo vivieron.
- Caso – El matrimonio Ibáñez fue enviado con prontitud a cierto país con enorme desarrollo económico, social y cultural. La tarea resultó más lenta de lo originalmente pensado. Con el impacto de la crisis en su país sobrevino un drástico recorte del apoyo prometido, llegando a o recibir ayuda por varios meses. En ese contexto la salud se deterioró y las posibilidades de autosostenimiento se limitaron por su casi nulo conocimiento del idioma y la cultura del país. Los Ibáñez consideran que deben permanecer y seguir adelante a pesar de todo y han pedido ayuda a todos sus conocidos.
- Caso – Juan Ignacio es un creyente comprometido y muy decidido. Tiene preparación misionera y está dispuesto a salir al campo por lo que se presentó ante una entidad misionera local. Por ciertas razones se le aconsejó que debía atender algunos temas personales antes de salir. Entonces Juan Ignacio decidió buscar otra misión con quien está preparándose en este momento. A la vez unos amigos lo han animado a comenzar una nueva entidad para lleva.
- Caso – Un líder de la “Misión Vamos” conoció a Estela durante una visita a su iglesia. Estela era una joven muy dispuesta para servir al Señor a quien ama desde su conversión ocurrida ocho meses antes. Poco después Estela fue desafiada que participar en un programa intensivo de capacitación para luego salir al campo. La misión, ante la falta de participación de la iglesia de Estela, le prometió apoyo espiritual y económico. Hace ya un tiempo que Estela está en el campo y se pregunta por qué su iglesia no se interesa por lo que ella está haciendo.
Escrito por Daniel Bianchi
Fuente: http://www.mm-comibam.org