EFECTOS EN LA PAREJA Y FAMILIA – El peregrinaje misionero transcultural se inicia con el llamado de Dios a salir de su país de origen, dejando la familia extendida y amistades para insertarse en un país desconocido, entender una nueva cultura y comunicar el Evangelio con palabra y obras en forma contextualizada.
Cuando Dios llamó a Abraham para ejercer el servicio misionero, él experimentó tres etapas:1) Salida, 2) Transición y 3) Reubicación.
Humanamente estas etapas implican vivir momentos altamente estresantes que impactan a la pareja y familia,pero la presencia y guía de Dios provee el factor mayor de resistencia. Al mismo tiempo es necesario que la pareja misionera esté informada sobe las etapas que vivirá para tener mayor capacidad de enfrentar y a adaptarse a lo nuevo en forma saludable.
LA DANZA EN LA PAREJA Y FAMILIA
Generalmente la decisión de salir se vive con una mezcla de entusiasmo e incertidumbre. La certeza del llamado de Dios crea la seguridad requerida en esta etapa. A su vez, las preguntas sobre: como ir, cuanto dinero se requerirá, que iglesia apoyará, si los hijos se adaptarán y dónde estudiarán, cómo quedarán los padres, quién los cuidará etc. crea cierta incertidumbre. Lamentablemente, muchas veces, la pareja misionera asume una posición de negación y no exterioriza sus preguntas y temores. Esto puede provocar que su iglesia no asuma una posición preactiva de ayuda.
El periodo transitorio es caracterizado por la preparación y ejecución del viaje. El don de la paciencia, tolerancia y de dependencia en Dios son necesarios para realizar los trámites de visa, la compra del pasaje, escuchar las quejas de los hijos que no quieren dejar las amistades o la cantidad de preguntas que hacen debido a su entusiasmo de convertirse en hijos de padres misioneros. Algunas veces es la mujer o el varón en la pareja que asume un rol más activo en esta etapa y la complementación entre ambos se hace evidente.
Finalmente la etapa de la reubicación se da al llegar al nuevo país, la nueva cultura con la debida exigencia de adaptación. El aprender las nuevas formas de vida y las reglas de la nueva cultura se convierte en la tarea más importante de la pareja o de los padres. Generalmente surgen crisis a nivel de la relación conyugal y/o parental.
Al inicio la familia misionera vive comparando la diferencia entre su cultura y lo nuevo que ve en el nuevo país donde se están asentando. Luego a medida que se adaptan el nivel de comparación disminuye y disfrutan de las diferencias. Los hijos muchas veces se adaptan más rápido que los padres y el varón en la pareja es quien se resiste más al cambio cultural.
RECOMENDACIONES
Reconozcan que Dios los ha llamado y guiado y entonces Él es la fuente de su fuerza, guía, protección.
Recuerden que en las tres etapas que vivirán se darán situaciones que provocan tensiones en las relaciones de pareja y parental. Es necesario informarse para no ser sorprendidos por estas. En oración, busquen la guía de Dios y soliciten ayuda cuando lo necesiten.
Mantengan una estrecha relación con un grupo pequeño de su iglesia con el que tengan confianza como para compartirles sus luchas y victorias. Al llegar al nuevo país inicien amistades con la gente local, no vivan en soledad o aislamiento. Déjense ministrar por los creyentes o gente local.
Tengan paciencia. El proceso de aculturación se da en tiempos y formas diferentes en cada persona en la pareja y familia.
Por Dr. Carlos Pinto
COMIBAM -Miembro del Equipo del Departamento de Cuidado Integral