Misiología es el área de la teología práctica que investiga el mandato, el mensaje y la misión de la Iglesia de Cristo, con enfoque en la naturaleza de la obra misionera. Es una ciencia multidisciplinaria; una deliberación intercultural sobre todos los aspectos de la propagación de la fe cristiana. Como tal abarca a teología, antropología, historia, geografía, teorías y métodos de comunicación, religiones comparadas, apologética cristiana, metodología y relaciones interdenominacionales.
Una característica inherente de la misiología es el estudio de la naturaleza y de los propósitos de Dios, del mundo creado y de la Iglesia como agente de Dios, así como la interactuación de los tres. Partiendo de ahí, la misiología analiza no sólo las estrategias de expansión del cristianismo y las condiciones que le son favorables o desfavorables, sino también las consecuencias -tanto positivas como negativas- de la cristianización: obra social, impacto ambiental, y las implicaciones sobre el desarrollo político y económico.
Uno de los objetivos de la misiología es la distinción entre prácticas esenciales del cristianismo y que deben ser cumplidas por los creyentes en todas las culturas, y aquellas que son expresiones culturales y histórias de la cristiandad, las cuales pueden variar ampliamente entre diferentes grupos étnicos sin perjuicio de la identidad cristiana.
Resumiendo se podría decir que la misiología define las misiones cristianas como la expansión de la Iglesia de Cristo cruzando las fronteras culturales hacia los grupos étnicos no alcanzados.
El diseño curricular de la enseñanza sobre misiones debe introducir a los estudiantes en esta panorámica completa, darles la inspiración y las herramientas para ampliar y actualizar su vinculación a la evangelización mundial por iniciativa propia y para promoverla en su círculo de influencia.
Una misiología completa abarca a
- la identificación de las misiones con el Propósito eterno de Dios a través de la TEOLOGÍA DE LAS MISIONES
- un análisis de la HISTORIA DE LAS MISIONES
- un diagnóstico del MUNDO CONTEMPORÁNEO (espiritual, social, material)
- una evaluación de las MISIONES CONTEMPORÁNEAS
Fuente: https://misioneshoy.wordpress.com/misiologia/
En Pos De Una Misiología Bíblica
La misiología es la rama de la teología que estudia las misiones. Ahora bien, cuando los cristianos hablamos de misiones, o cuando escuchamos que alguien se va a un viaje misionero, usualmente, nos imaginamos un largo trayecto, lejos de la civilización, que va a requerir más de un avión. Nos imaginamos una odisea en la que habrá que pasar montañas, riachuelos y obstáculos peligrosos hasta finalmente llegar a una aldea remota, llena de seres incultos necesitados de una civilización.
Le doy gracias a Dios por haber tenido el privilegio de nacer en tierras latinoamericanas. Pero también estoy igualmente agradecido por haber vivido la mitad de mi vida en Norteamérica. Puedo decir con confianza que conozco las dos culturas. Dicho esto, es evidente la gran influencia que los Estados Unidos ejercen en la cultura corporativa, eclesiástica, y de entretenimiento de Latinoamérica. Queremos pensar como ellos, planear nuestras ciudades como ellos, hacer nuestras compras como ellos y queremos formar nuestras iglesias y mentes teológicas como ellos.
Esta influencia no es del todo negativa, pero tampoco es algo a aceptar sin reservas. Una influencia bastante positiva ha sido la creación de este mismo portal de Coalición del Evangelio, y el despertar del movimiento teológico reformado que comienza a tomar fuerza en nuestro pueblo. Una influencia negativa obviamente ha sido la teología de la prosperidad, el movimiento híper-carismático y, sobretodo, su concepto de misiología.
A sabiendas que hay muchas excepciones, especialmente en este nuevo movimiento reformado, en mi opinión hay tres factores que necesitan ser revisados en el movimiento misionero actual:
1. Misiología Etnocentrista
El etnocentrismo es definido como aquella ideología y actitud que defiende la cultura y la raza propia como superiores a las demás. Muchas personas regresan de sus viajes misioneros de Asia, África o América Latina sintiéndose aliviados y orgullosos de no haber nacido en ese lugar en el que “ministraron”. Regresan a sus actividades amando más su país y su cultura porque la consideran superior a las demás. Se escuchan frases como esta: “no se cómo viven así”, “deberían aprender mas de nosotros”. Con esta actitud en el corazón, muchos misioneros a países del tercer mundo llegan no solo con la agenda de evangelizar, pero también con la agenda de culturizar: de importar su cultura.
2. Énfasis Exagerado En La Justicia Social
La Teología de la Liberación enseña que “Dios en la Escritura está del lado del pobre. Estar al lado del pobre, en este sentido, es estar del lado de quien Dios está. Por consiguiente, la iglesia, si es verdadera iglesia, es una iglesia de los pobres”. Aunque esta doctrina tienen su origen en América Latina, ha permeado a las misiones desde Norteamérica. Grupo misionero tras grupo misionero se enfoca primordialmente en proveer necesidades físicas, tales como la construcción de escuelas, proveer medicinas y proporcionar alimento. Estas cosas son vitales y necesarias, pero son claramente secundarias a lo primordial que es el evangelio. Sin embargo, en muchas ocasiones el evangelio es algo añadido, no lo central.
3. Búsqueda de Aventuras
Dios ha prosperado de una manera increíble a la nación, lo que ha llevado a que una gran cantidad de Norteamericanos vivan en una comodidad excesiva. Por tanto, la oportunidad de salir de su comodidad e irse a un viaje misionero muchas veces no es tanto por un llamado legítimo, sino por el deseo de vivir una aventura. Sin duda Dios puede usar y ha usado a aquellos que van en misiones con motivaciones erradas (al final, ninguno de nosotros tiene total conocimiento de lo que ocurre en nuestros corazones, Salmo 19:12), pero esta tentación es un peligro real en la búsqueda de hacer discípulos.
En Pos De Una Misiología Correcta
Si hay un texto del Nuevo Testamento que nos da una idea de lo que las misiones debe ser, es la Gran Comisión:
“Acercándose Jesús, les dijo: “Toda autoridad Me ha sido dada en el cielo y en la tierra. Vayan, pues, y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a guardar todo lo que les he mandado; y ¡recuerden (he aquí)! Yo estoy con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo”, Mateo 28:17-20.
Jesús nos dice que vayamos y hagamos discípulos en todas las naciones. El concepto de nación que tenia un judío en ese entonces es muy diferente al de hoy. En ese entonces una nación era un pueblo de personas identificadas por una cercanía de sangre. Por ejemplo, los romanos, los samaritanos, los gálatas, etc. Pero Jesús llama a ir a hacer discípulos para bautizarlos y enseñarles a guardar todo lo que Él nos ha mandado, no a observar sus culturas y tratar de hacerlas más parecidas a la nuestra.
Lo que es más, los primeros cristianos también fueron tentados a querer adoptar la cultura Judía. Pero el Apóstol Pablo nos aclara que si somos en Cristo, las diferencias culturales no tienen importancia (Gálatas 3:28-29). Las Escrituras son claras y sencillas en cuanto las misiones: Predicar, hacer discípulos, bautizar y enseñar.
Debemos tener mucho cuidado con la clase de influencia cultural que recibimos de nuestros hermanos Norteamericanos. Asegurémonos que nuestro concepto de iglesia, de amor, de misiología y de todo en la vida esté fundamentado en la Biblia, no en alguna cultura. El Cristianismo no es Norteamericano o Europeo: es una sub-cultura que sirve y transforma a todas las culturas.
En el caso particular de las Misiones, despojemos la imagen de una ciudad pobre o aldea remota, y de un súper-santo sacrificado que vive en otra esfera espiritual. Seamos nosotros, cristianos hispanos, buenos administradores de la maravillosa encomienda de la Gran Comisión, para la gloria de Dios y el avance de su reino. ¿Por qué esperar la visita de un Norteamericano si podemos ir, tú y yo, a las ciudades cercanas y lejanas, a los barrios pobres, y a nuestras oficinas y escuelas a presentar las buenas nuevas de nuestro Salvador?
por Juan David Correa
Que Es Misiologia o misionologia – Hispano-Americano de la Mision
Ha habido mucho debate en los últimos años en cuanto a cuál de los dos términos es el más adecuado en lengua castellana. «Misiología» (missiology) es el término aceptado en los estudios religiosos y de ciencias sociales en el mundo de habla inglesa.
Fue adoptado del holandés, donde fue introducido para reemplazar la palabra en alemán missionswissenscharft, la ciencia de la misión (o ciencia misionera). No obstante, en España e Italia se utilizó «misionología.» Según Emilio A. Núñez: «En las últimas tres décadas han estado circulando en algunos sectores del pueblo evangélico latinoamericano los vocablos ‘misiología’ y ‘misionología,’ los cuales no aparecen en el Diccionario de la Academia Española.
En la teología católica se usa ‘misionología’ con alguna frecuencia, y en el habla evangélica le damos lugar a ambos vocablos, a veces indistintamente. La palabra ‘misionología’ parece estar más cerca que ‘misiología’ de los adjetivos ‘misional’ y ‘misionero,’ y al verbo ‘misionar,’ los cuales sí aparecen en el Diccionario de la Real Academia.
Con cautela es posible decir que ‘misionología’ se aproxima más que ‘misiología’ al concepto ‘praxiológico’ de la misión. El que esto escribe opta, en vía de prueba, por ‘misionología’» (Hacia una misionología evangélica latinoamericana El vocablo «misiología» es un anglicismo, mientras que «misionología» se corresponde mejor con la lengua castellana, es el vocablo más frecuente en los estudios católicos romanos sobre la misión y es el más aceptado por destacados misionólogos latinoamericanos (Orlando E. Costas, Pablo A. Deiros, Emilio A. Núñez, Samuel Escobar, C. René Padilla, entre otros). (Ver misionología).
¿Qué significa Misionológia?
Me he asombrado al notar que muchos misioneros no tienen la más mínima idea sobre lo que misionología significa. Algunos misioneros detestan el concepto y ven a misionólogos como yo, como teóricos sin practica (algo que no es verdad). Y debo reconocer que he descubierto algunos misioneros haciendo su práctica con poca teoría. Se jactan de haber tenido su experiencia viviendo en un país extranjero (tal vez musulmán) por un periodo de un año o más, pero al pedirles que cuenten sus experiencias, estas fueron pobres pues no dispusieron de suficiente entrenamiento previo para haber aprovechado al máximo tal experiencia. Por tanto, incapaces de sistematizar sus experiencias, algunos pocos, cayeron en prácticas teológicas poco bíblicas, y hasta sincréticas. Espero que llegue el día en que misioneros entiendan que misionólogos se han sacrificado, como muchos otros creyentes, para ser enviadores en vez de enviados al campo misionero.
Pero la pregunta de este blog se mantiene. ¡Es decir, qué es misionología? Misionología es esa disciplina teología que estudia el participar de la iglesia en la misión de Dios. En otras palabras es en la práctica ministerial donde se hace la reflexión bíblica, siempre y cuando haya reflexión tanto del texto bíblico, como del contexto donde se ubica el misionero. ¿Y qué es misión? Misión se refiere a todo lo que el Dios trino desea cumplir en el mundo, para que Su nombre sea glorificado y Su reino se expanda universalmente en todo grupo étnico. Misión es esa relación dinámica entre Dios y el mundo: Dios se envía a sí mismo, en Cristo, en el Espíritu Santo, y al cuerpo de Cristo: la iglesia como agente del Reino. Misión no es solamente algo en que la iglesia co-participa en otros paises, pero tambien en sus propios barrios.
Por tal razón, algunos como Khaler hablan que la misión es la madre de todas las teologías. Es decir, el quehacer teológico empieza con el quehacer del Espíritu Santo llamándonos (a la iglesia) a la misión del Reino, y de allí empieza la reflexión bíblica, y el estudio del contexto sociocultural. En otras palabras, para hacer teología debemos no solamente reflexionar sobre el texto bíblico sino también abrirnos a una experiencia transcultural, entrando en la experiencia de vida de la otra persona. ¡Pues sabemos que Cristo es la respuesta, pero cuál es la pregunta? Debemos en nuestra proclamación teológica aprender a escuchar a aquellos del contexto, para que luego escuchen al texto, la narrativa del evangelio, y la iglesia agente transformador del Reino de Dios en la tierra.
El asunto es que hemos conocido el quehacer teológico desde una perspectiva de teología sistemática solamente. Pero también encontramos varias ramas teológicas como la teología bíblica, teología política, teología de género, etc. Así la misionología como disciplina también teológica, se alimenta de otras disciplinas teológicas, lo mismo que de las ciencias sociales para comunicar el evangelio del Reino en un lenguaje y practicas que puedan ser comprendidas en el contexto sociocultural donde queremos impactar. Veamos un par de ejemplos de teólogos sistemáticos que empezaron como misionólogos.
Tomas Aquino, por ejemplo, considerado un gran teólogo sistemático, escribió su obra “Summa Contra Gentiles” para responder al reto del Islam en el siglo XI. Otro ejemplo, Agustín escribió su obra “La Ciudad de Dios” en respuesta a una carta de uno de sus obispos pidiéndole guía para encarar el fallecimiento del Imperio Romano, y la subsiguiente confusión secular. Ambos documentos, mirándolos no solamente como tratados teológicos puros, sino en su respuesta al contexto social de la época, fueron documentos contextuales. Ambos autores estaban preocupados por construir una teología que respondiera a los retos de su entorno sociopolítico y religioso.
De esta manera, la misionología busca constantemente preguntarle a la iglesia ¿Estamos siendo culturalmente relevantes? Debemos estar dispuestos a ser enviados al mundo, y no ser simplemente una iglesia atraccional, que espera que el mundo venga.
Para empezar a pensar teológicamente desde la misionología, debemos primero entrar en la historia de la cultura en la cual el evangelio se esta comunicando. Es decir, entender las formas de pensamiento, y sus paradigmas. De esta manera, el teólogo que hace misionología re-cuenta esa historia de la cultura agregando la labor del Dios trino en toda su creación. Así se logra que haya una identificación donde las personas escuchan el evangelio del Reino en su lenguaje, forma de pensar, y así ellos mismos que aceptan el mensaje puedan reproducirlo a otros. Así es como los paradigmas de la historia de la cultura pueden ser redimidos para re-contar la historia del evangelio, diciendo el misionero sí a la historia local añadiendo “pero…han considerado esto…? Déjenme explicarles… .”
Por tanto, la misionología también nos recuerda que (1) toda teología o teologías son culturalmente condicionadas. Podemos leer otras teologías y aprender de ellas, pero siempre recordar que no hay teología se sea universal. Los africanos que en su teología de la danza tienen tanto que enseñarnos en su reflexión, como los escritos de Bonhoeffer para la iglesia latinoamericana. Ambas teologías son diferentes, tal vez una más simple que la otra, pero ambas son igualmente validas. (2) Recordemos que la sociedad cambia y esto afecta las diferentes culturas que la integran. Por ello, el proceso teológico es constante para cada generación, genero, subcultura, clase social, y política. La iglesia debe siempre tener un mensaje revelante a las constantes necesidades presentadas en un mundo cambiante. (3) Misionólogos siempre tendemos a ver “teologías” y la historia en las que estas se encuentran. Algunas pueden ser contradictorias, otras complementarias. El asunto esta en evaluarlas si se esta siendo fiel a las Escrituras y fiel al contexto sociocultural que se pretende responder. Si hay un fallo en ambas partes podríamos estar atendiendo un caso de sincretismo. Por ejemplo, el caso de la teología de la prosperidad que busca dar una respuesta bíblica al problema de la pobreza en nuestra cultura, pero en realidad no están siendo totalmente fieles al texto bíblico, ni al contexto, pues el problema de la pobreza es multifacético y no se puede reducir a lo puramente espiritual de “un pacto con Dios” y “la ley de la siembra y la cosecha” que busca manipular a Dios.
El hacer teología misionológicamente, como hemos visto, es todo un reto profético para que la iglesia pueda responder al mundo, sus preguntas, y paradigmas. ¿Estamos reflexionando en las Escrituras, para responder a la sociedad en que vivimos? Eso es teología práctica. ¡Allí esta la clave!
Autor: Osías Segura – Profesor adjunto en Fuller Theological Seminary