Misión Como Transformación

Misión como Transformación – Llegó la hora de colocar el tema de transformación en la agenda de nuestra reflexión, diálogo y acción. No podemos demorarlo más. ¡Es un clamor que se oye desde distintos lugares del globo!. Los números que expresan la cantidad de evangélicos de nuestros países latinos, y la realidad en que se vive en esos países, tienen una brecha alarmante, casi escandalosa. Si no vemos la transformación que el evangelio requiere, y que hace posible, entonces tenemos que volver a pensar nuestros caminos. Urge que replanteemos el evangelio que estamos predicando. Requiere que analicemos nuestras estructuras.

La búsqueda de transformación también nos conecta con otros países y continentes. Hace un par de años se celebró una reunión de teólogos, pastores, y otros líderes cristianos para analizar este tema y cuál había sido el impacto de la iglesia cristiana y el evangelio en el los países francófonos (esta región es más pobre de todo África).

La transformación también ha sido un asunto de cuidadosa consideración en el movimiento que sirvo como vicepresidente, COMIBAM Internacional. Nacido en 1986  hoy está presente en todos los países latinoamericanos, la península ibérica y América del Norte. En total son 27 países y 9 regiones. Somos diversos en todos los sentidos pero nos une la visión y el compromiso de ver una iglesia latina plenamente comprometida con la misión de Dios. Justamente por eso aceptamos el desafío de la transformación. En nuestro caso implicó replantearnos la estructura que teníamos, re-visitar nuestra declaración de propósito, de misión y nuestros servicios. La amplitud de este proceso se realizó por primera vez en 20 años. Sabíamos que estábamos en una encrucijada y como tal se requería sabiduría y valor. Finalmente llevamos adelante el cometido y tuvimos el pleno apoyo de todo el movimiento para lo que hemos llamado un: “Nuevo COMIBAM para una nueva era misionera”. Agradezco desde ya sus oraciones por este camino emprendido.

El mundo en perspectiva de la misión

Comencemos mirando el mundo con un enfoque intencional en la misión y notemos algunas características principales de las muchas que podrían mencionarse. Tomo algunos ejemplos del excelente libro de Samuel Escobar titulado: “Cómo comprender la misión”.

1. El desplazamiento del centro del cristianismo

El evangelio ha crecido en el mundo de los dos tercios, el Sur, el mundo de la mayoría,  o como queramos llamarlo. Este crecimiento sin precedente ha sido advertido por varios autores anglosajones  desde hace años, entre los primeros cabe mencionarse a Larry Pate. Últimamente ha sido descrito como el “cambio masivo del centro de gravedad de la cristiandad” por Andrew Walls. Otro autor habla del “Advenimiento de la Tercera Iglesia”. Según Buhlman, el primer milenio fue de la Iglesia de  Oriente, la iglesia llamada hoy Ortodoxa. El segundo milenio fue para la iglesia de Occidente, hoy Europa y Estados Unidos. Ahora estaríamos en el “Tercer milenio” que le correspondería a la Iglesia del Sur. De esta tercera iglesia vendría entonces el impulso, la inspiración y el liderazgo para la Iglesia de todo el mundo. A principios del Siglo XX el 75% de la iglesia estaba en el Norte y el 25% en el Sur.  En esta década la cantidad se ha invertido totalmente. Más del 70%  de los cristianos están en el Sur, y el resto en el Norte. Este cambio de enorme magnitud tiene implicancias de todo tipo.

2. La presencia de la inmigración

El testimonio cristiano transcultural que llevan personas que se trasladan de un lugar a otro como migrantes, desplazados o refugiados. Generalmente no son parte de una organización misionera y enfrentan grandes desafíos en la práctica de su fe. Con todo son instrumentos inesperados en las manos de Dios. Como ejemplo se pueden citar las empleadas domésticas asiáticas en países musulmanes. Incluso la iglesia con más asistencia en Londres, una congregación africana. En el caso de España, la inmigración latina, está modificando a las iglesias españolas y se ha vuelto un tema de interés social pues estos cristianos viven su testimonio de maneras no usuales para la cultura anfitriona.

3. Resurgimiento religioso

Un fenómeno global que es parte de la posmodernidad es la renovación de lo religioso. Sean las antiguas religiones griegas, en Atenas, el culto a los druidas en Irlanda, o presidentes latinos asumiendo según el rito de religiones precolombinas, y entregando la nación en manos de sus dioses. Esto se ve también en la fascinación por el misticismo oriental. En este contexto de pluralismo religioso las palabras de Scott dichas hace varios años son más pertinentes que nunca al referirse a lo crucial que es la singularidad de Cristo en esta era.

4. El avance de la hostilidad

El énfasis en la singularidad de Cristo, en el mensaje de la cruz y en otra verdades bíblicas levanta enojo, acusaciones y hostilidades como reacción a lo que es considerado como intolerancia y exclusivismo. Esto sostienen diversos fundamentalismos de nuestra época reciente como el comunismo de Corea del Norte, o el comunismo de mercado de China, los grupos radicalizados dentro del Islam y del  hinduismo, y una versión “cristiana” ultraconservadora y militarista.

5. Desarrollo de movimientos misioneros

América Latina tiene una fuerte presencia de ministerios, redes y organizaciones misioneras. COMIBAM es uno de esos actores, pero may muchos otros. Esto no sólo es realidad en este continente sino también está en crecimiento en África con MANI como un gran catalizador, y en varios países asiáticos y en Oceanía, tomemos a SEALINK como ejemplo. El énfasis en los menos alcanzados también está movilizando a millares de iglesias y entidades, como es el caso de Ethne. En una reunión de la MC-WEA celebrada en Johannesburgo me senté a la mesa con líderes de misiones de los cinco continentes. Los responsables de redes misioneras del Pacífico expresaron su deseo de desarrollar el movimiento entre sus estados-islas y particularmente querían conocer la experiencia latina en este tema.

6. Misión asimétrica y multidireccional

Esta es una de las pocas veces en la historia que la misión se realiza desde un lugar de desventaja económica, política, cultural (y tecnológica). La misión desde el sur (o “Misión desde abajo” en palabras de Escobar) toma lugar desde un contexto de pobreza y está orientada a  otras naciones también pobres. Pero además se realiza desde esas mismas naciones pobres hacia países centrales, ricos y desarrollados. La misión dejó de ser unidireccional hace tiempo. Ahora reconoce múltiples centros como lo explica Justo González.

7. Avance de la pobreza y la injusticia

El contexto de creciente pobreza, marginalidad e inequidad de los países menos desarrollados viene demandado una práctica integral de la misión que ahora toma mayor velocidad y urgencia. La falsa dicotomía entre dar de comer o presentar la salvación cedió ante la comprensión que Dios se interesa por toda la persona y por todas las dimensiones y relaciones de esa persona. Esto ha generado una gran posibilidad de realizar ministerios de misericordia, atención y desarrollo social, educación, salud, y muchos otros. Palabras y acciones van juntas para realizar la proclamación del Evangelio de las Buenas Nuevas. La realidad es que los menos alcanzados con el evangelio son también los más pobres.

Desafíos que enfrentamos desde la misión

Nuestro compromiso con una misión transformadora enfrenta también desafíos internos, mencionaremos algunos.

1. Recuperar el significado de la misión

La misión es la misión de Dios. La Escritura es el relato de un Dios que está en misión. La misión tiene base en la Trinidad porque en Dios se origina, se sostiene y se consuma. En Dios Hijo se encarna, se proclama y se modela,  y En Dios Espíritu se dirige, se  respalda y se realiza. El Padre envía al Hijo, Padre e Hijo envían al Espíritu, y de esa Trinidad en misión se envía la iglesia. La iglesia entonces nace de la misión de Dios, y por lo tanto es la iglesia en misión. Ya no se puede hablar de la misión de la iglesia, sino de la iglesia en misión. Por consiguiente la iglesia es misional por naturaleza  y si deja de serlo, en el sentido bíblico deja llamarse iglesia.

La iglesia ha dejado de ser el centro, en realidad nunca lo fue. Ahora bien, este Dios en misión ha elegido usar a la Iglesia como Su instrumentos para llevar adelante su propósito de bendecir a la humanidad, y a toda la creación. Es aquí donde se espera nuestra respuesta comprometida para unirnos en misión con Dios y llevar adelante su propósito. A pesar de esto la misión parece haber sido marginada de muchas instituciones teológicas, de la adoración, de la ecelsiología, etc. Por “misión” se entiende un énfasis o llamado particular – de una persona o iglesia, un asunto de relevancia para algunos, una opción entre varios ministerios, etc. La misión ha sido reducida geográficamente a mi nación, mi ciudad, mi barrio, mi familia, mi corazón. Las Palabra de Dios por medio de Isaías pone este asunto nos da la perspectiva correcta, “Poco es que restaures a Israel… también te di POR LUZ DE LAS NACIONES, PARA QUE LLEVES MI SALVACIÓN HASTA LO POSTRERO DE LA TIERRA”. Lo que hacemos es bueno, pero es poco. Es poco si no está conectado con el propósito global de Dos. Es poco si reducimos la transformación a la esfera de nuestro interés ministerial, geográfico o cultural. Todo eso puede ser bueno, claro, pero es poco pues Dios dice: “también…”.

2. Pastoral sin comprensión de la misión cristiana

El movimiento misionero iberoamericano ha sido un movimiento de las bases. Aunque muchos pastores han comprendido la implicancia de la misión para sus propias vidas y ministerios, todavía son una “honrosa minoría”. Lamentablemente esta es una de las materias pendientes. Por otra parte también observamos que los llamados “líderes de primera línea”, de “alto perfil”, o de “notoria influencia”, representan el grupo menos alcanzado dentro de los pastores y uno de los más difíciles de involucrar. ¿Qué pasa mis queridos consiervos que en este tema no tomamos el liderazgo que somos llamados a ejercer?.

3. Modelos de iglesia autosuficiente

Algunas modelos de iglesia no solamente fueron copiados del mundo sino que son caros en su instrumentación. Consumen todos los recursos humanos, espirituales y económicos, y siempre parecen demandar más. Cuando ese tipo de iglesia se vincula con otras, suele hacerlo desde un lugar de superioridad y de manera pasajera. Cabe recordar que la gracia de Dios y la obra del Espíritu Santo no tiene privilegiados ni iluminados. Esta enfermedad conocida antiguamente como “eccleciocentrismo” ha regresado. Su daño es enorme pues drena la vitalidad que participar en misiones requiere. ¿Qué tipo de iglesias están surgiendo y cuál es su modelo?.

4. Ausencia de una teología del sufrimiento y la persecución

En la actualidad hemos olvidado, preferimos dejar de lado la realidad del sufrimiento, la oposición y la persecución por causa de Cristo. Estamos demasiado obnubilados con los cantos de las sirenas del éxito, el crecimiento numérico, la prosperidad o la fama. Urge redescubrir y afirmar una teología bíblica del sufrimiento con sus efectos de hostilidad manifiesta abierta o silenciosa. Desconocemos la realidad de la iglesia que sufre por causa del evangelio.¿Estamos preparando a nuestros pastores misioneros y miembros en general para saber como enfrentar el sufrimiento?

5. Indisposición para participar económicamente

Tenemos que enfrentar una realidad. El problema de nuestras iglesias no es fundamentalmente económico. A pesar de la crisis, el problema está en otro lado. En Argentina, por ejemplo, durante once años rigió un cambio fijo de un peso igual a un dólar. Pero a pesar de esa estabilidad no se hizo mucho para la tarea misionera. En otros países sucedió algo similar en épocas que se pudo hacer mucho debido a los recursos con los que se contaba. Tenemos que aceptar que el problema real no pasa por la falta de dinero, sino por la falta de visión, de compromiso, de generosidad. ¿Dónde estamos invirtiendo los recursos que Dios nos dio sólo para la extensión de su reino?

6. Búsqueda desordenada de liderazgo y apetencia de poder

Aunque Cristo dijo que él había venido a servir y no a ser servido, y que nos dejaba su ejemplo para que lo imitáramos, y que “Con vosotros no será así”; no obstante tenemos que reconocer que uno de los principales obstáculos para la misión lo constituye el propio liderazgo. Los modelos culturales que han emergido demuestra cuán lejos están de Jesús. Baste considerar al “caudillo”, “el político”, “el gerente de empresa”, “el terapeuta”, “el iluminado”, “el gran siervo”, etc. La preocupación con el estatus, la obtención de los símbolos de poder, la lucha por la preeminencia, o la insistencia de que la renovación, la transformación, la misión, la unción, el apostolado pase solamente “por uno”, es una afrenta al liderazgo sacrificial y servicial del Señor a quien servimos.

Propuestas para la acción

No debemos quedarnos en analizar las cosas, también hemos de esforzarnos en aportar propuestas para la transformación. Aquí van algunas.

1. Revisar el evangelio que proclamamos, en su contenido y metodología

Los fines no santifican los medios. ¿Qué evangelio comunicamos por nuestros medios?. Es el evangelio que llama al arrepentimiento, que denuncia el pecado en todas sus formas, que tiene como centro la cruz de Cristo, que abarca a toda la persona?. Debemos mantener nuestra fidelidad al contenido del evangelio, y a la manera de presentarlo de acuerdo al contexto donde nos toca ministrar.

2. Releer la Escritura desde la perspectiva de la misión

La misión nos permite una mejor comprensión de la Palabra de Dios. Su mensaje es mejor entendido teniendo en cuenta su cultura, pero también siendo conscientes de la nuestra. No vamos a la Escritura para buscar versículos aislados sino para redescubrir que “toda ella es un fenómeno misional”, como bien dice Chris Wright en “La Misión de Dios”.

3. Liberar los recursos que Dios tiene preparados

Dios ha dado personas y recursos económicos y de todo tipo que solamente podrán alcanzar su potencial en el contexto del servicio misionero. Esas personas y esos recursos económicos están en tu iglesia, pastor. ¡Puedes ser tu mismo. La pregunta es: ¿Estás listo para dejarlos ir?, mucho más que eso: ¿estas listo para enviarlos?.

4. Dejar de competir y buscar complementarnos

Ninguno de nosotros tiene todos los dones, toda la visión, todas las respuestas. Juntos podemos hacer más, soñar mejor, ir más lejos. No siempre será fácil, pero es la manera que El dijo que debía hacerse. ¡Nos necesitamos!. En COMIBAM afirmamos que “Nadie sabe por sí solo más que todos juntos”.

5.  Descubrir la dimensión misional del Espíritu Santo

Hemos descubierto los dones, la llenura, la plenitud, las operaciones, las manifestaciones y las revelaciones del Espíritu Santo. ¡Hasta le  hemos agregado otras!… Con todo todavía no hemos descubierto que él es el Espíritu en misión. Te animas a soñar….  ¿Qué pasaría si verdaderamente permitimos que el Espíritu nos guíe en la misión?.

6. Renovar la oración

Un estudioso de los aviamientos dijo “cuando Dios quiere hacer algo nuevo pone a su pueblo a orar”. Sin ninguna duda los énfasis de oración internacional, nacional y local son parte de su obra en nosotros. Más que nunca hemos de renovar nuestra oración en todas sus dimensiones.

 

Conclusión

A través de la historia cristiana vemos que una iglesia auténticamente renovada, una iglesia marcada por el avivamiento fue también una iglesia comprometida en la práctica de la misión y en la búsqueda de la expresión de compasión, servicio y reforma social inspirada y modelada por el ejemplo de Jesús. El llamado a la transformación hoy no puede ser anunciado de otra manera. Es integral pero también global. Es pertinente pero también urgente. Es individual pero también comunitario. Es íntimo pero también público. Es reflexión pero también praxis. En resumidas cuentas al menos que tengamos una iglesia transformada, formada por personas transformadas no tenemos nada que ofrecer al mundo.

Apéndice

Mi declaración de visión para la iglesia latinoamericana Que la iglesia iberoamericana se comprometa en la misión de Dios estando arraigada en su Palabra, centrada en la persona de Cristo y en Su obra, y obediente al Espíritu.

Que la iglesia sea sabia para comprender el tiempo que le toca vivir, relevante para proclamar el evangelio de manera integral y contextualizada de tal manera que pueda ejercer su influencia transformadora como sal y luz.

Que la iglesia iberoamericana sea humilde para servir con otros estableciendo puentes, alianzas y arriesgándose para llegar hasta donde todavía no se ha hecho.

-fin-

Encontrado en las conversaciónes de Lausanne Cape Town 2010

por Daniel Bianchi