Misión Transcultural, Un Acercamiento

La misión transcultural tiene sus raíces bíblicas en el llamado de Dios a Abraham y en la promesa de que en su simiente todas las naciones de la tierra encontrarían su bendición (Gn. 22:18). El pueblo de Dios en el Antiguo Testamento recibió una promesa semejante por medio del profeta Isaías, que dijo del Siervo de Jehová en representación de Israel: «también te di por luz de las naciones, para que seas mi salvación hasta lo postrero de la tierra» (Is. 49.6).
En el Nuevo Testamento el pueblo de Dios, el Nuevo Israel, recibe el mismo llamado a ser instrumento de Dios para llevar su salvación a las naciones (Hch. 1:8). El Cristo resucitado comisiona a los Once a hacer discípulos de todas las naciones (Mt. 28:19). Tanto Pedro como Pablo proclaman que en Cristo Jesús, simiente de Abraham, las bendiciones de Dios alcanzan a todos los pueblos.
Entonces, podemos observar cómo desde el principio de la historia del pueblo de Dios, la misión del Señor incluye a todos los pueblos de la tierra. La misión transcultural nace en el amor de Dios por todas las naciones.
Estas verdades bíblicas han fundamentado las varias definiciones de la misionología y las misiones de la iglesia. El Dr. J. H. Bavinck en su obra maestra, Introducción a la ciencia de la misión, define la misión en los siguientes términos:
La obra misionera es la actividad de Cristo ejercida por medio de la Iglesia, por la cual la Iglesia, en este período interino, antes de la proclamación definitiva del Reino de Dios, llama a los pueblos de la tierra al arrepentimiento y fe en Cristo para que sean constituidos en sus discípulos e incorporados por el bautismo a la comunión de los que esperan la venida del Reino (1960: 6).
En esta definición la Iglesia es instrumento divino de la misión, la que actúa y realiza la obra misionera. La Iglesia ejerce la obra de Cristo en misión transcultural. El reino de Dios es una esperanza. Lo visible, lo real y palpable es la Iglesia, aquí definida como la comunión de los bautizados que esperan la manifestación del Reino. La misionología, entonces, es el estudio científico de esta actividad misionera de la Iglesia.
La Facultad de Misiones Mundiales del Seminario Fuller sigue a Bavinck al ofrecer su propia definición de la misionología. Su enfoque en la investigación de la iglesia que crece hace muy natural este acercamiento. Pero las contribuciones de Tippett, Wagner y Kraft han elevado el estudio de la misión transcultural a un nuevo nivel. Por ejemplo, Tippett dice:
La misionología es un área interdisciplinaria de estudio. Es la disciplina académica, o ciencia, que investiga, registra y aplica datos relacionados con el origen bíblico, la historia, los principios y técnicas antropológicas, y la base teológica de la misión cristiana” (citado por Costas, 1976:16).
Johannes Verkuyl, quien siguió a Bavinck como profesor de misionología en la Universidad Libre de Amsterdam, tiene una perspectiva más amplia del tema. Dice Verkuyl:
La misionología es el estudio de las actividades salvíficas del Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo en todo el mundo, orientadas a hacer realidad la presencia del reino de Dios (1978:5).
Ahora la actividad de la Iglesia está en el servicio al Dios trino y sus actividades redentoras en todo el mundo. Continúa Verkuyl: La tarea de la misionología en cada edad es investigar, de manera científica y crítica, los supuestos, motivos, estructuras, métodos, patrones de cooperación y liderazgo, que las iglesias llevan a su mandato (ibid.).
Orlando Costas es el puente entre esta perspectiva de Europa y América Latina. El ha hecho una contribución muy importante a este diálogo en su tesis doctoral, Theology of the Crossroads. Costas demuestra que existe una marcada diferencia entre la misionología del Norte, es decir, de Norteamérica y Europa, y la del Sur, del Mundo de los Dos Tercios y en especial América Latina. Dice Costas:
En el Norte, la misionología se presenta, por lo general, como una reflexión escrita, cuidadosamente articulada. En el Sur, es principalmente una reflexión oral y popular, que se hace en el camino, que es producto de un evento significativo o de un punto específico… En América Latina, la misionología casi siempre aparece en relación con los puntos que la iglesia allí confronta, en su situación histórica. Mientras, en Europa y Norteamérica la misionología generalmente está orientada a los que están lejos de estos lugares en su geografía (1976:19).
Misionología es entonces para Costas “la reflexión crítica en la praxis de misión”.

Y, ¿qué significa la misión para Costas? En su libro Compromiso y misión explica los varios componentes de la misión como crecimiento integral. Dice Costas que Dios quiere que su iglesia crezca en anchura, numéricamente, como comunidad apostólica. Quiere que su iglesia crezca en profundidad, vivencialmente, orgánica y conceptualmente, como comunidad de adoración y de nutrición. Quiere que su iglesia crezca en altura, como modelo viviente y visible, como signo del nuevo orden de vida introducido por Jesucristo que está desafiando a las potestades y principados de este mundo (1979:78).
Tres años después de publicar estas líneas Costas afinó su perspectiva al definir cuatro dimensiones del crecimiento integral de la Iglesia: numérico, orgánico, conceptual y diaconal. Dijo que la iglesia crece cualitativamente «cuando refleja en cada dimensión espiritualidad, encarnación y fidelidad» (1982:14); añade que sólo integrando las antedichas dimensiones y correlacionándolas con las referidas cualidades se puede hablar de un crecimiento normal, y por tanto, saludable para la iglesia y su misión en el mundo (ibid.).
Pero se presenta la siguiente pregunta: ¿Es el crecimiento integral de la iglesia lo equivalente a su misión integral? Costas ha identificado de manera comprensiva los varios elementos que, según él, componen el crecimiento integral de la iglesia. Aún mas, en su libro antes mencionado insiste que Dios es el autor de la misión entendida como crecimiento integral, que es él quien actúa. Sin embargo, podríamos preguntarnos si todo esto es misión.
El problema radica en la redefinición hecha por McGavran del vocablo misión. Él empleó el nuevo concepto de «crecimiento de la iglesia» como equivalente a la antigua definición de la misión. Criticó la identificación moderna de la misión con todo lo que la Iglesia hace y es. Dijo que la misión sólo tiene que ver con la salvación de personas y su incorporación a la Iglesia. Por lo tanto, el crecimiento numérico de la Iglesia es una señal visible de la misión.
Costas ha demostrado todo lo que está involucrado en el verdadero crecimiento de la Iglesia. Pero al hacerlo también ha sacado a relucir lo inadecuado que es el concepto del crecimiento de la iglesia para identificar todo lo que es la misión. El enfoque recae sobre la institución y no tanto sobre su creador; sobre los factores que contribuyen a todo tipo de crecimiento en la Iglesia, sin poner suficiente énfasis sobre la voluntad de Cristo, Cabeza de la Iglesia en su misión. Este enfoque es la aplicación de los principios de mercadeo a la Iglesia, muchos de los cuales pueden tener fundamento bíblico, pero que no enfocan a la Iglesia como punta de lanza en la línea divisoria entre el Reino de Dios y los reinos de este mundo, lugar donde se realiza la misión de Cristo.
El elemento clave en esta discusión ha sido Dios como el sujeto de la misión. Tradicionalmente este elemento es conocido como la missio Dei. Georg Vicedom es el misionólogo que ha escrito el libro definitivo sobre el tema, The Mission of God (1957, trad. inglesa 1965). Su punto de partida es la Conferencia de Willingen de la Sociedad Misionera Internacional (1952), que dice: La misión no sólo es obediencia a una palabra de Dios, ni sólo es el compromiso a la reunión de la congregación. Es participación en el envío del Hijo, en la missio Dei, con el propósito exclusivo de establecer el señorío de Cristo sobre toda la creación redimida (1965:5).
Vicedom dice que es Dios quien actúa, quien hace a los creyentes miembros de su Reino. Tanto la Iglesia en sí como nuestra misión (como miembros de la Iglesia) son meramente herramientas de Dios, instrumentos por medio de los cuales Dios lleva a cabo su misión. La Iglesia encuentra su misión dentro de la misión de Dios.
Volvamos al principio. La misión transcultural es del Dios Trino, cuando él actúa soberanamente en todo el mundo por sí sólo o a través de su pueblo, a fin de establecer su reino y su justicia. La misión integral entonces se refiere a todos los medios que Dios emplea en esta obra. Incluye la evangelización, la proclamación de la Palabra verbalmente y por hechos. Incluye la responsabilidad social de la Iglesia como institución y como organismo, cuando demuestra por su estilo de vida y por su servicio al prójimo que el Reino de Dios ha llegado en Cristo Jesús. Incluye la tarea pastoral de la Iglesia cuando ella está en las fronteras entre la fe y la incredulidad. Sólo entonces la Iglesia es misión. Sólo de esta praxis en servicio a la missio Dei nace la misionología.
En los siguientes números de Iglesia y Misión examinaremos los varios componentes de la misión transcultural y analizaremos ejemplos concretos de sus multiformes expresiones.

Bibliografía citada

Bavinck, J. H., 1960, An Introduction to the Science of Missions, Presbyterian and Reformed Publ. Co., Filadelfia.

Costas, Orlando, 1976, Theology of the Crossroads in Contemporary Latin America, Rodopi, Amsterdam.

1979, Compromiso y misión, Editorial Caribe, Miami, FL.

Verkuyl, Johannes, 1978, Contemporary Missiology, William B. Eerdmans, Grand Rapids, MI.

Vicedom, Georg F., 1965, The Mission of God, Concordia Publishing House, Saint Louis.

Escrito por Paul Bergsma

Fuente: http://www.kairos.org.ar