Escrito por Trev Gregory Plenaria 10 de diciembre, 2005 – A Todo El Mundo Encarnándose (como lo hizo Cristo) Había ciertos griegos entre los que habían subido a adorar en la fiesta. Estos, pues, se acercaron a Felipe, que era de Betsaida de Galilea, y le rogaron, diciendo: Señor, quisiéramos ver a Jesús.
Felipe fue y se lo dijo a Andrés; entonces Andrés y Felipe se lo dijeron a Jesús. Jesús les respondió diciendo: Ha llegado la hora para que el Hijo del Hombre sea glorificado. De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto. El que ama su vida, la perderá; y el que aborrece su vida en este mundo, para vida eterna la guardará. Si alguno me sirve, sígame; y donde yo estuviere, allí también estará mi servidor. Si alguno me sirviere, mi Padre le honrará.. Juan 12:20-26
Diversidad
Lea algunos artículos o libros por comentaristas y observadores de la misión; hable con algún misionero; cuente con la posibilidad y el privilegio de poder viajar alrededor del mundo para observar la misión de primera mano: y se dará cuenta que es obvio que el equilibrio en la cristiandad está cambiando del predominio del occidente al del sur y oriente. De la misma manera como está cambiando la influencia también surgen cambios en las prácticas, estructuras y necesidades de la misión. Y junto con el cambio aparecen tiempos de discusión y debate candente no sólo sobre el hecho del tipo de misión en la que todos nosotros debemos comprometernos, sino también en cuanto a la estructura.
A un lado de la discusión se encuentran aquéllos que creen que el misionero nativo es la manera de continuar. Los tales argumentan que estamos en el final de una era en la historia de la misión y que el estilo occidental de la misión transcultural no es eficaz o bíblico. KP Yohannan a menudo afirma que en promedio cuesta anualmente entre US$ 40.000-50.000 mantener a un misionero occidental en Las Filipinas, comparado a sólo US$ 1.500-2.000 para un misionero nativo.
Al mismo tiempo, argumenta que la base en la que muchos misioneros occidentales trabajan y operan es bíblicamente cuestionable, ya que ellos ni siquiera están integrados en la cultura y no existe una mejor manera que ofreciendo una forma de servicio social estatal. Algunos llegan hasta indicar que una conspiración entre ejecutivos de la misión occidental y organizaciones, frustran los intentos de las misiones nativas por hallar una voz en el occidente.
Al otro extremo del debate la discusión parece dividirse entre aquéllos que sugieren que el occidente no tiene necesidad de enviar misioneros porque allí tienen bastante trabajo de misión que necesita ser hecho. Y los que creen que esto es una ‘’tarea habitual” para la iniciativa de la misión occidental. ¡A principios de este año mientras visitaba a una familia misionera occidental, me dijeron de modo vehemente que la misión era el campo de la iglesia occidental, ‘porque Dios nos ha bendecido con la capacidad económica para hacerlo. ‘ Por lo tanto, ellos afirman, que yo no debería estar motivando a la Iglesia que no es occidental a pensar o a trabajar en términos de la misión transcultural!
Sin embargo, me pregunto si en todo este debate y discusión estamos en peligro de acusar de una falta y que como resultado todos nosotros perdamos la riqueza de la diversidad y unidad en la misión. Mientras que el campo de las misiones nativas tal vez se está haciendo las preguntas correctas, yo me sigo preguntando ¿si sus respuestas están llevándolos al mismo aparente imperialismo contra el cual argumentan? ¿Y entre tanto aquéllos de la “tarea habitual” están pescando en alguna laguna decreciente de recursos financieros y personales, o recurriendo a la no participación comprometida en misión transcultural a largo plazo, no están ellos dejando sin un legado y herencia a las futuras generaciones de creyentes? Por consiguiente viene a mi mente, la pregunta, ¿hacia qué estamos movilizando a las personas?, llega a ser lo más urgente.
Creo firmemente que la misión es el campo de tarea de la iglesia y que las agencias misioneras son simplemente agencias de servicio a las iglesias para cumplir este mandato. Además, como una misión movilizadora, veo que cada creyente debería ser consciente e involucrarse en la misión de Dios; y la misión de Dios debería tener lugar en cada cultura y nivel social.
Hoy la misión es caótica y ninguna persona o red puede empezar a trazar o sondear tantos cambios de modelo, estructura, o ministerio. Sin embargo, me pregunto si hay un denominador común que está presente en todas las formas de misión y expresado en y a través de las vidas de aquéllos que están involucrados en la misión: encarnación.
Encarnación
En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.
Juan 1:1
Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.
Juan 1:14
Mientras que el comienzo del evangelio de Juan es fundamental para entender el significado e implicaciones de ‘la misión encarnada’, todo el contexto del pasaje es eso en Jesús, Dios se identificó completamente con la humanidad y ese Dios vino en Jesús para expresar su amor pero también su deseo de salvar al mundo (Jn. 3:16-17). En otras palabras, Dios se hizo hombre para redimir a toda la humanidad del poder destructivo del pecado, y transformar por completo la creación.
Pero para Juan esta idea de encarnación no está limitada al capítulo 1, sino que se desarrolla y expresa a lo largo del libro. El apogeo de esto se encuentra en Juan 12. Hasta aquí vemos que Jesús iguala su plan y estilo de vida con la de sus discípulos. Aquí nosotros oímos y vemos que hay un camino que será seguido por Jesús y sus discípulos. Ellos caminan el mismo camino, y todavía Jesús va delante de ellos: Si alguno me sirve, sígame. Juan 12:26
El Contexto de Juan 12
Juan vuelve su atención a un pequeño grupo de griegos que estaban en Jerusalén en el tiempo de la fiesta de la Pascua. Note cómo él los llama griegos y no gentiles, un judío acostumbraba a usar el término para referirse a un no judío. Esto es posiblemente porque él está queriendo atraer la atención no sólo a las diferencias religiosas sino también a las culturales. Ellos eran griegos, y entonces podemos estar seguros de asumir que ellos vieron el mundo desde una perspectiva cultural griega: uno que apreció el éxito personal que el mismo ha logrado; la individualidad; celebridad; fama; arte y filosofía. Así es que cuando ellos vinieron buscando a Jesús, estaban buscando a la última celebridad y filosofía judía, y no a un Mesías sufriente.
Las palabras de Jesús y el efecto de ellas:
Directamente en su cosmovisión. Él no habla de riquezas y fama; poder e influencia; o celebridad y clase social, sino en cambio de su propia vida de abnegación, negación y servicio desinteresado y luego El desafía a sus oyentes a seguir este ejemplo.
Pensativamente en la presión que él sentía y de la visión para con el mundo gentil. Jn. 10:16 El primero habla abiertamente a sus discípulos de su visión por la unidad entre gentiles y judíos. Éste no era un proceso político, sino uno particularmente espiritual.
Perceptivamente en la multiplicación. El grano de trigo es una metáfora para la vida de Cristo. Es del mismo modo que El está llamando a sus discípulos a actuar y ser de la misma manera.
Exigentemente en la vida y la muerte de uno mismo. El hombre ‘que vive su vida’ es una manera de explicar a sus oyentes de alguien que está absorbido por su propia personalidad, éxito y experiencia personal. Todavía él es quién ‘odia su propia vida’ esto es porque el basa sus prioridades en lo del que está afuera o más allá de uno mismo: para hacer a Cristo Señor y Maestro.
Firmemente el estilo de vida en un entregarse a Jesús. Donald Baille dice que dentro de la encarnación hay una ‘paradoja de de la gracia’ porque, ‘la encarnación no era y no es principalmente una doctrina. Era y es un evento. Era y es una vida para ser vivida’. Esta es la razón por la que el padre de la iglesia primitiva, Irineo, escribió concerniente a la relevancia de la encarnación de Jesús a los creyentes, ‘Él fue hecho lo que nosotros somos por lo que puede hacernos lo que es él. En palabras de Jesús, ‘donde yo estuviere, allí también estará mi servidor. ‘ (Jn. 12:26). Esto es la misión encarnada.
Encarnación de la Misión
El 31 de agosto de 1997, la princesa Diana falleció en un accidente automovilístico. Ella era una princesa adinerada y privilegiada que a veces dejaba su palacio para visitar a las personas enfermas y en agonía, pero ella siempre regresaba a la comodidad de su palacio. Luego, el 5 de septiembre de 1997, la madre Teresa de Calcuta falleció de un ataque cardíaco en su cama en medio de las vidas más pobres entre los pobres. Ella dejó su nobleza albanesa, y se mudó a una de las ciudades más pobres del mundo para trabajar y servir a las personas enfermas y agonizantes. Ocasionalmente ella dejó los barrios de estratos sociales bajos de Calcuta para ir a visitar a un príncipe en un palacio, pero ella siempre regresó a su casa en los barrios pobres. En su opinión, ¿cuál era la más parecida a Cristo? (Quizás es un poco fuerte para nosotros los protestantes poder admitir que un católico pueda ser más parecido a Cristo!)
La misión moderna actual es demasiada parecida al modelo de la Princesa Diana: una rápida explosión de la comodidad de nuestro sillón a un mundo desesperado y agonizante y luego nos vamos con el recuerdo de una camiseta, video o postal. En cambio, nosotros necesitamos llamar a esta generación a ir hacia la encarnación. Sí, siguiendo a Cristo hasta los confines de la tierra. Pero seguir a Cristo es despojarse de uno mismo e ir cómo y donde él va. Esto es sin duda al pobre y necesitado.
Ya hemos visto como la vida y plan de Jesús no perseguían el éxito o la celebridad, sino la autonegación y desamparo de Jesús. Esta es la misión de encarnación la cual estamos en peligro de perder en nuestro modelo, estructura y actividad bajo la guía del nombre de Cristo.
Entonces, ¿Qué hace que la misión de encarnación sea vista como tal? En primer lugar, la encarnación debe definir y cambiar la manera en que hacemos misión en cualquier contexto. La encarnación nos provee el significado de la misión por medio del cual el evangelio puede integrarse en un grupo de personas sin dañar la estructura cultural innata que da a un grupo de personas un sentido de propósito y significado. David Bosch escribe de la transición del cristianismo de un judío a una religión grecorromana que, ‘la fe cristiana fue percibida y experimentada de una manera nueva y diferente. La fe cristiana está intrínsicamente encarnada; por consiguiente, a menos que la iglesia escoja seguir siendo una entidad extranjera, siempre entrará en el contexto en el cual se puede encontrar a sí misma.
En segundo lugar, la misión encarnada significa que al alcanzar a un grupo de las personas necesitamos identificarnos con ellas en todos los sentidos sin comprometer la verdad del evangelio. Fracaso al identificar iniciativas al imperialismo cultural. Podemos observar particularmente este imperialismo en algunos misioneros occidentales que importan e imponen su estilo de vida y formas culturales del evangelio con pequeñas o casi reflexión crítica. Pero este pecado no solamente se encuentra en la misión occidental, el peligro más real es que como misioneros del hemisferio sur más están ellos orientados hacia el norte y son tentados a no integrarse a la cultura en la cual sirven, pero llegan a estar más metidos en una categoría de barrio pobre y marginado a través de una separación a menudo autoimpuesta. Así, es que nosotros encontramos el desafío a nuestro propio estilo de vida así como a nuestra estructura y modelo de ministerio.
Junto a la necesidad de identificar mi tercera característica de la misión encarnada; las necesidades por una presencia real duradera. Michael Frost & Alan Hirsch son bastante francos y simples en esto, ‘significa que si usted desea alcanzar las pandillas locales, tendrá que vivir donde ellos viven y frecuentar los mismos lugares.
Nuestras Necesidades
Necesitamos permitir que la encarnación dicte el criterio para seleccionar y aconsejar a los candidatos misioneros.
Necesitamos movilizar a una generación mundial, al norte, sur, este y oeste que explorarán y redescubrirán la misión de encarnación de ser ‘crucificado con Cristo ‘ y que ellos puedan decir y demostrar, ‘ y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí ‘ (Gál. 2:19-20).
Necesitamos no manipular o controlar la misión o a los misioneros hacia nuestra propia imagen, sino proporcionar, permitir y soltar una fuerza de misión encarnada en la imagen de Cristo.
Referencias:
Donald Baille, ‘God Was In Christ’. Pub: Prentice Hall &IBD (1980) ISBN: 0684164701
David Bosch, ‘Transforming Mission’. Pub: Orbis (1991) ISNB: 088344 7193
Michael Frost & Alan Hirsch, ‘The Shape of Things To Come’. Pub: USA by Hendrickson (ISBN: 1-56563-659-7) & in Australia by Strand (ISNB: 1-8768-2587-1) in 2003.
Fuente: Red Misiones Mundiales Copyright © 2008