La adolescencia es una etapa de la vida en la que se experimenta una serie de cambios espirituales, físicos y psicológicos y particularmente la formación de la identidad. Si a estos se les anade el factor de estar viviendo en un ambiente sociocultural que no es el suyo, la potencialidad de conflictos intrapsicológicos e interpersonales son altos. Por esta razón es importante que los padres que están viviendo en el campo misionero se informen y desarrollen una agenda preventiva y proactiva para ayudar a sus hijos en esta etapa de transición conocida como la adolescencia.
Particularmente, se recomienda a los padres y a las organizaciones misioneras de envío considerar el delicado proceso de formación de identidad que los adolescentes experimentarán en el campo misionero. El adolescente requerirá en este proceso: 1)una identificación apropiada con Dios, 2) con sus padres, 3) con su patria, 4) con la cultura del campo misionero, 5) con sus amistades, 6) con la familia espiritual y 7) consigo mismo, para así lograr un proceso saludable de afirmación de su propia identidad. La síntesis de los factores mencionados permiten la formación coherente, armoniosa y sólida del ser interior del adolescente.
En esta etapa los padres requieren reconocer que el tipo de relación que entablaban con el adolescente demanda de cierto cambio. Paciencia y entendimiento se necesitará en el trato al adolescente debido a los momentos regresivos (de infantilidad) y a su vez progresivos (de joven adulto), que exhibirá en esta etapa crítica. Las exigencias psicológicas internas y sociales externas provocan una tensión en el adolescente que necesita que sus padres establezcan en algunos momentos límites claros y en otros mas bien necesitarán proveer al adolescente oportunidades de tener su espacio propio y sentir que se lo trata como adulto.
ADOLESCENCIA EN EL CAMPO MISIONERO
La salida de la familia misionera que conlleva a vivir en un ambiente sociocultural nuevo lo cual enriquece el conocimiento de la diversidad cultural, pero también puede provocar algunas veces un choque cultural o desajuste emocional que altera el proceso de adquisición de identidad del adolescente. Freud nos llama la atención sobre este tema indicando que la dinámica intrapsíquica o interna que debe de darse en el proceso de la adquisición de la identidad en el adolescente puede distraerse por su preocupación con la situación externa que esta viviendo (cuando esta es muy conflictiva o traumática) lo cual puede limitar el proceso natural psicológico requerido en la búsqueda y afirmación de su propio ser.
La adquisición o afirmación de la identidad es la tarea fundamental en la etapa de la adolescencia. Se entiende por identidad el proceso por el cual el adolescente logra diferenciarse de sus padres y de los otros y conforma así su propia persona. La identidad es la percepción de su propio ser como una persona independiente pero a la vez interdependiente con los demás. Es la síntesis del ser hijo, varón o mujer, perteneciente a una familia en particular, a una nación con ciertas costumbres socioculturales especificas, y en especial el entenderse como una creación y criatura de Dios. Logar esto es un proceso interno psicológico que requiere ciertas condiciones específicas particularmente de los padres quienes están llamados a anticipar, prepararse y facilitar este proceso de la adquisición de la identidad del hijo/a adolescente.
La hija o hijo adolescente en esta etapa intentará separarse física y psicológicamente de sus padres. Esto no debe ser entendido como un rechazo a los padres sino una necesidad del adolescente de abandonar la relación nino-padres e intentar iniciar una relación joven adulto-padres. Lógicamente la etapa real en la que se encuentra es todavía dominada por la pubertad lo cual es transitoria y por tal razón en algunos momentos idealizaran a sus padres y en otras mas bien expresaran y experimentarán un desencanto en relación a su progenitores. Es necesario que los adolescentes experimenten esta pérdida de considerar a los padres perfectos y mas bien asuman una percepción real de ellos. Lo que debe evitar es que los adolescentes aferren a una super-idealización de sus padres ni a un rechazo o enojo contra sus progenitores por considerarlos que por ser misioneros no representan la imagen normal de padres.
Es posible que el adolescente se pregunte porque mis padres no viven en su propio país y trabajan como cualquier otra persona en un trabajo secular y mas bien han optado por un trabajo religioso. En esta situación se hace necesario que los padres eduquen a sus hijos sobre el significado e identidad de la familia misionera la cual responde a un llamado Divino que trasciende cualquier trabajo secular en el país de origen. Para disminuir el sentimiento de ser parte de una familia diferente a otras lo cual pudiera provocar sentimientos de vergüenza y auto-rechazo. La socialización con otras familias misioneras ayudará a facilitar la identificación con la familia espiritual global. También las organizaciones misioneras de envío y receptoras podrían facilitar encuentros de adolescentes hijos de familias de misioneros para que en estas reuniones afirmen sus identidades y experimenten una aceptación mutua.
CONSIDERACIONES FINALES
Las organizaciones misioneras que están enviando a familias Latinas con hijos adolescentes a conformar equipos internacionales o latinos, requieren preparar a los padres y a sus equipos a ser sensibles a esta etapa de transición que los jóvenes experimentarán. Los adolescentes necesitan ser aceptados y sostenidos en el proceso de rechazo y posteriormente aceptación de sus padres y de la organización misionera a la que pertenecen. En esta etapa transitoria de enojo y de aprecio es necesario reafirmar el carácter del Dios misionero y de su amor eterno.
Una atención particular se requiere dar a las familias que provienen de Latinoamérica cuando esta se asimila a un equipo internacional lo cual algunas veces puede incrementar su sentimiento de desigualdad y desventaja. La identidad Latinoamericana muchas veces es frágil y al interactuar con un equipo cuya identidad es indirectamente expresada como superior y autosuficiente puede conllevar a conflictuar al adolescente en su identificación con su propia cultura, con sus padres, con Dios, con la organización misionera a la que pertenecen y consigo mismo.
A su vez, cuando una familia misionera se integra a un equipo de su misma región de origen, es decir Latinoamericana, también pueden darse otras dinámicas favorables y desfavorables. El adolescente se sentirá menos diferente a sus pares porque ellos hablan su mismo idioma y se perciben como un grupo igual al ser Latinoamericanos vs la identidad nacional del país donde sus padres son misioneros. Esta similitud de cultura con los otras familias misioneras facilitara el proceso de la adquisición de la identidad cultural en el adolescente. Sin embargo, se necesita educar y sensibilizar al equipo misionero para evitar actitudes y mensajes implícitos que impliquen que ciertos países son mas desarrollados que otros.
La horizontalidad de las relaciones y el percibirse como el convivir como cuerpo de Cristo se hace necesario para que los adolescentes en el campo misionero perciban a sus padres como seres a los cuales se les respeta y a los cuales puede internalizar como modelos en el proceso de la adquisición de su propia identidad. Cuando el adolescente percibe que sus padres son aceptados, apreciados y respetados provocará que ellos se acepten a si mismos, acepten a su familia, al Dios de amor que la organización misionera proclama y a la organización misionera a la que pertenecen. Trabajemos juntos en facilitar y consolidar la afirmación de la identidad del adolescente en el campo misionero, ésta es una tarea principal de la misión doméstica.
Escrito por Dr. Carlos Pinto
Psicólogo clínico y familiar
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Fuente: http://misionessim.org