Se me dio no hace mucho un papelito con la pregunta: “¿Cuánto debo dar este año a la obra misionera?”. Contesté con cuatro cosas que comento ahora, tal como las respondí:
- Si me niego a dar a la obra misionera este año, prácticamente estoy votando para que se cierren todas las obras misioneras, y vuelvan todos los misioneros a sus países de origen.
- Si doy menos de lo que he dado hasta ahora, favorezco la reducción de las fuerzas misioneras, en proporción a lo que reduzco de mi contribución.
- Si doy lo mismo que antes, favorezco que se mantenga la obra hecha hasta ahora y me opongo a que el movimiento avance. Algunos cantamos: Estad por Cristo firmes, olvidándonos que El Señor nunca planeó que su ejército se refugiará en su fortaleza, en posición de firmes, puesto que a todos sus soldados se les ha ordenado: “¡Id!”.
- Si aumento mis ofrendas, entonces acepto que progrese la obra en la conquista de nuevos territorios para Cristo. ¿Perteneceré yo a este grupo? Creo que se debe aumentar el número actual de misioneros que se basan en la Biblia y, por lo tanto, aumentaré mis ofrendas para las misiones.
Yo haría justamente eso. Daría más este año que el pasado. Quizá no podamos dar mucho más, pero, por lo menos, algo más. Así, al dar mi ofrenda, podría decir: <<Favorezco que se aumente la causa de las misiones>>. Todos estamos de acuerdo en que el mundo debe ser evangelizado. Nos damos cuenta de que unos irán al trabajo misionero, otros han de orar, y otros contribuirán. No importa cuál sea nuestra parte, siempre que tengamos una parte y que, al hacerla, estemos haciendo lo que Dios quiere que hagamos. Si tu parte es dar, da hasta que te duela; y luego sigue dando hasta que se te torne en un gozo.
Algún día se te llamará para dar cuentas en la presencia de Cristo y se te censurará o se te premiará. ¿Cuál será tu suerte? Puedes ser misionero aunque no vayas; tu corazón puede estar en el campo misionero y allí donde estuviera tu corazón, allí también estará tu tesoro. O puedes negarle a Dios la ofrenda y perder la recompensa. Quiero instarte a que des. Que des como nunca has dado antes. Que des hasta sentir que Dios está satisfecho. Que des como dando a Dios mismo y no como dando a los hombres. Haz de las misiones la pasión de tu vida y entonces darás porque no podrás vivir de otra manera.
Tomado del libro “Pasión por las almas” por Oswald J. Smith.
Fuente: http://www.oasishgm.org