No hay duda de que es Dios y sólo Dios quien ha llamado y seguirá llamando a tantos, muchas veces jóvenes, pues tiene un plan para la futura cosecha. El llamado es divino; Jesús mismo nos dijo en Lucas 10:2 que oremos para que Dios envíe obreros. Por tanto, podemos concluir que el llamado divino es una respuesta a esta oración; Él llama personas a la obra misionera (y a la obra en general).
Sin embargo, a pesar de que el llamado es divino, requiere de nosotros una respuesta adecuada, o el llamado podrá llegar a ser frustrado. Vamos a introducirnos a este tema tan trascendente, observando primero los errores más comunes, y luego, cómo enfrentarlos correctamente.
A. Los errores más comunes en cuanto al llamado misionero:
1. Confundir carga y llamado.
Muchas hermanos confunden cargo con llamado.
2. Equivocarse en cuanto al tiempo y forma.
Muchas veces, en su entusiasmo, se equivocan… no en el llamado, sino en el tiempo de Dios y la forma de Dios para cumplirlo.
3. Tener expectativas no realistas
Muchas veces por su entusiasmo por el llamado, el futuro misionero tiene expectativas no realistas, un “romanticismo”, seguido de desilusión, al enfrentarse con la realidad.
4. Confiarse en el solo hecho de tener el llamado, sin preocuparse por una correcta preparación.
Muchas veces se espiritualiza tanto el llamado, que se llega a relegar la importancia de una buena preparación; pero, por lo contrario, por causa del llamado, debemos seguir pasos claros en pro de prepararnos.
5. Inferir que nuestro llamado garantiza la provisión divina.
Podemos actuar ignorantes de que la realidad de que la iglesia debe comprender su llamado para enviarnos; es tarea del llamado contagiar la pasión por las misiones a los demás a través de un compromiso concreto de apoyar la obra misionera a través del sostén espiritual y económico.
B. Respuestas a los errores en cuanto al llamado
1. Los requisitos básicos para un candidato a misionero (respuesta a: “Confundir carga y llamado”).
Como mencionamos en el punto uno, muchas veces se confunde un llamado con una carga. Dios quiere que todos tengan la carga.
Pero tener carga no implica un llamado. No debemos sentirnos presionados por la carga a ir. Debemos percibir si es carga o llamado. En parte podemos hacerlo sabiendo que Dios no llama sin equipar. Si Dios nos ha llamado, también nos va a dar las habilidades para responder. Dennis Lane, en su libro “Preparando los nuevos instrumentos de Dios”, habla de 10 requisitos básicos para candidatos para misiones. Son los siguientes:
1.1. Un sentido de vocación y camino con Dios (llamado)
Más que una carga, es un llamado. Un llamado es una convicción personal de que Dios tiene un propósito con uno para el trabajo como misionero. La manera en que surge esta convicción varia de persona a persona. En algunos casos es algo que surge de repente, y en otros, lentamente, poco a poco. Como sea, es necesario tener una convicción fuerte, pues todo llamado experimentará momentos en que será necesario decir: “Sé que sé que sé que Dios me envió aquí”. De no ser así, se puede generar amargura contra la iglesia o misión por habernos enviado.
Asimismo esta convicción fuerte tiene que ser confirmada por los demás. Dios nunca le dice algo a una sola persona. Siempre lo dice a varias. Además Dios, normalmente, no nos va a llamar a algo si no nos ha dado la habilidad para responder a la situación.
1.2. Madurez Espiritual.
Esto implica caminar con Dios produciendo el fruto del Espíritu. Un día uno le dijo a un misionero: Ustedes vienen acá pensando que son muy espirituales, y cuando se den cuenta que no lo son, pretenden
igualmente serlo”. La madurez será probada en el campo, desde el principio, ante nuevas situaciones de vida, relaciones con otros, etc. No hay sustituto para la obra profunda del Espíritu Santo en la vida de una persona que pueda resultar en madurez.
1.3. Un corazón de siervo.
Jesús cumplió el papel de siervo. Muchas veces también el nuevo misionero debe ganar la confianza de la iglesia nacional sirviendo, sin ser un líder, solamente trabajando. El orgullo es opuesto al corazón
del siervo. No podemos pensar: “Ha llegado el Gran Misionero”. Hemos llegado para servir.
1.4. Disciplina y control de uno mismo.
En el campo misionero muchas veces no va a haber un “jefe” para supervisar la actividad cada día, o cada hora. En un contexto donde el desgaste se produce ya por el solo hecho de vivir allí, tenemos que tener disciplina para manejar nuestro tiempo, administrar y lograr metas.
1.5. Carga para evangelizar.
No sirve de nada tener una amplia variedad de ministerios si no se involucran o complementan con el evangelismo. Tal vez no todos tengamos un ministerio de evangelistas, pero sí todos tenemos debemos tener carga por las almas.
1.6. Algo para compartir con otros.
La iglesia receptora, especialmente en lugares donde ya está establecida, y aun tal vez sea sólida, va a querer saber en qué puede contribuir el misionero. Tal vez sea algo que le hace falta a esa iglesia, o bien aquello en lo que el misionero puede marcar una diferencia, o hacer un aporte.
1.7. Experiencia en vida y ministerio.
La experiencia, tanto en la vida secular como en el ministerio, nos capacita para enfrentar los problemas de la iglesia. No podemos ir al lugar con meras ideas. Tenemos que aprender a enfrentar problemas y situaciones en nuestra cultura para poder enfrentar las adversidades en otra cultura.
1.8. Estabilidad emocional.
Uno de las cosas más importantes en la vida del misionero es la estabilidad emocional. Debe ser capaz de enfrentar con madurez las relaciones y situaciones. Debe ser seguro en su propia identidad cultural, para anexarse otra identidad. Debe tener esta estabilidad para enfrentar numerosos y drásticos cambios, y ayudar también a su familia a superarlos. Asimismo debe estar sano, libre de actitudes nocivas
(orgullo, inseguridad, celos) como así también de heridas que pudieran atarle o crear amargura contra alguien o algo.
1.9. Salud física.
El acostumbrarse a nuevas culturas y realidades requiere buena salud. Nuevas comidas, horarios, viajes en avión, estrés y tensión, etc., pueden afectarnos gravemente si no estamos en una condición física saludable, que incluya una dieta sana y cuidados del cuerpo.
1.10. Motivación para aprender el idioma.
Si alguien no puede aprender bien el idioma, su capacidad para cumplir su llamado se verá disminuida. Debemos estar, por un lado, motivados, y por otro, saber si tenemos la aptitud para hacerlo.
Apéndice del punto 1:
Ocho preguntas para contestarnos acerca de un candidato a misionero.
a. ¿Ha hecho esta persona algo significativo?
Si no demuestra la capacidad de iniciar algo (motivación) y asimismo llevarlo a cabo, probablemente su tendencia será la de no terminar aquello que emprende, y aun de abandonar su carrera
misionera. La perseverancia es una cualidad muy importante y se manifiesta en los logros personales y ministeriales.
b. ¿Ha emprendido algo nuevo?
Si no tiene iniciativa para enfrentar algo nuevo, ¿cómo va a acostumbrarse a una nueva cultura y cómo será también capaz de fundar una iglesia en una cultura que le es ajena? No va a adquirir esta habilidad de repente por el solo hecho de llegar al campo.
c. ¿Puede trabajar en equipo y/ o llevarse bien con los demás?
¿Sabe llevarse bien con los demás, o es más bien “llanero solitario”?
d. Puede trabajar con personas diferentes a sí mismo?
No podemos evitar contacto y trabajo con personas que no piensan igual que nosotros. Sin embargo, ¿sabemos convivir con esas diferencias?
e. ¿Sabe escuchar?
Necesitamos saber escuchar, no solamente hablar; asimismo debemos mostrar paciencia, y criterio de tiempos; no se trata de llegar y predicar, sino también de dedicar tiempo al aprendizaje de la otra cultura.
f. ¿Es buscado por la gente?
¿Es líder respetado por los demás? Si la gente lo busca, significa que tiene algo para dar.
g. ¿Puede comunicarse con claridad?
Debe poder expresar sus pensamientos y ideas de manera comprensible.
h. ¿Sabe ser líder con su propia familia?
Si no sabe guiar a su familia, podrá ser líder de los demás?
Debemos tener exigencias para aceptar candidatos. Cada nuevo misionero trae con él su propia experiencia de vida y carácter espiritual. “Como gotas de agua se juntan para
hacerse un río, también los misioneros como individuos se juntan para formar una agencia misionera y una misión. Cuanto más puro sea el agua, más puro será el río. Cuanto más espiritual y equilibrado sea cada misionero, más espiritual y equilibrada será la misión y la agencia misionera. Por tanto, no podemos omitir requisitos que preserven la vida y visión de la agencia misionera.
2. Los tiempos y la forma de Dios. (Respuesta a “Equivocarse en cuanto al tiempo y forma”)
He visto muchas veces, en mis años de experiencia, a personas equivocarse, no en cuanto a un llamado, sino en el tiempo y la forma para cumplirlo.
Veamos las siguientes reflexiones desde la Palabra:
Abraham: Uno de los más notables; no hay duda que Dios le dio un llamado divino. Y Abraham, con mucha paciencia, espero 24 de 25 años sin tratar de forzar lo que Dios quiso hacer. Pero poco antes de cumplir el tiempo de espera dado por Dios, se impacientó, y en parte provocado por la impaciencia de su esposa, se adelantó por un año a lo que Dios quería hacer. Esperó 24 años…pero no esperó 25.
Y asimismo se equivocó en la forma. No cumplió el llamado en la forma que Dios tenía para él. Esto dio por resultado muchas heridas, emociones alteradas, relaciones afectadas, y, hasta los días de hoy, conflictos entre musulmanes y judíos. Todo por no esperar el tiempo y la forma de Dios.
Moisés: Moisés discernió un propósito de Dios para con su vida. Seguramente su mamá supo infundirle esta convicción. Pero se equivocó en la forma y el tiempo… y asesinó a una persona. Despues, por 40 años, convivió a tal punto con la memoria de su fracaso, que cuando SÍ fue el tiempo de Dios, y supo la forma… intentó resistirse y rechazarlo (Así muchas veces nuestros errores nos llevan luego a resistir el llamado y tiempo verdadero de Dios).
Pero así como hay ejemplos de personas que no esperaron el tiempo y la forma de Dios, también contamos con ejemplos de aquellos que sí supieron esperar.
José tuvo un sueño, pero esperó la forma y el tiempo de Dios, y Dios lo condujo a ser uno de los hombres más poderosos del mundo.
Nehemías, sintió una genuina carga, pero aguardó por el momento y la manera de Dios para llevarlo a cabo.
David fue llamado y ungido para ser Rey, pero no trató de forzar su destino: esperó el tiempo y la estrategia de Dios para llevarlo a cabo.
Uno de los errores más comunes, concluyendo, no es confundir un llamado, sino no saber discernir el tiempo y forma de Dios para cumplirlo.
3. Tener expectativas realistas (Respuesta a “Tener expectativas no realistas”)
El llamado divino puede ser contaminado y correr serio peligro si está mezclado con el “romanticismo”. El sentimentalismo quita la realidad del llamado. Es decir, tener llamado no significa que uno no va a sufrir pruebas, dificultades, o luchas, en llevarlo a cabo. Madurez en el llamado significa tener expectativas realistas, y no espiritualizar el llamado. A continuación, enumeramos algunas luchas que enfrenta un misionero:
3.1. Extrañar a la familia:
La familia argentina es muy apegada, y uno no puede comprender lo duro que es criar chicos lejos de sus abuelos, no estar con la familia en fechas especiales, etc.
3.2. Choque cultural:
Hemos visto que los argentinos sufren el choque cultural igual que los demás.
3.3. Barreras del idioma:
Tenemos unos cuantos hermanos que están aprendiendo idiomas; algunos lo hacen con mucho éxito, pero a otros les cuesta un montón. Muchos misioneros no prestaron atención en la escuela siendo jóvenes, y después, cuando se ven ante el desafío de aprender la gramática de otro idioma, ni siquiera entienden la gramática del idioma propio; hemos visto que les cuesta mucho a la mayoría de los misioneros. Son pocos a los que les resulta relativamente fácil.
3.4. Dificultad en mantener una identidad oculta:
Hemos visto en países con restricciones para la evangelización la gran presión que siente el misionero al no poder revelar su propósito e identidad en ese país, para no ser echado.
3.5. Problemas con la visa y prejuicios:
En algunos países es una ventaja ser latino; pero en otros, es un problema, pues hay prejuicios contra los latinoamericanos, y resulta muy difícil conseguir visa, y otras tramitaciones.
3.6. Problemas con el sostén:
Dado a la inmadurez de la iglesia, muchas veces no se cumple con el misionero, y el misionero se encuentra con luchas grandes en su economía. En estos días he recibido tres cartas por problemas de esta índole, en tres días.
3.7. Crisis de guerra, salud, etc.:
A veces surgen crisis de guerra civil, o salud, o ataques del enemigo. Hubo tiempos en el pasado cuando mi esposa ni quería levantar el teléfono, por miedo de recibir más noticias de crisis de nuestros misioneros en lugares lejanos.
4. Pasos de preparación (Respuesta a “Confiarse en el solo hecho de tener el llamado, sin preocuparse por una correcta preparación”)
4.1.Hablar sobre el llamado con el pastor.
Es importante que el pastor conozca el llamado, como así también pedirle ideas para prepararse, para de estar manera tener el favor de él y de la iglesia. Es decir, que sea un proceso, y no algo repentino.
4.2. Prepararse teológicamente.
El candidato a misionero debe prepararse a través de un instituto bíblico, no solamente para su capacitación, sino por la imagen que dará en otro país. Hay diferentes realidades en el mundo, y en otros países no van a respetar o recibir en la misma forma a un joven sin preparación que a uno con ella. Con todas las formas de preparación bíblica que hoy día existen, y que ofrecen sistemas flexibles de estudio, no hay excusa para no prepararse.
4.3. Formar o ser parte de:
4.3.1. Departamento de misiones local:
El candidato a misionero debe ser parte del departamento de misiones local, y de no tenerlo, es responsabilidad del mismo constituir uno, pues dicho departamento representará su plataforma de salida.
4.3.2. Las reuniones distritales
El candidato debe relacionarse activamente con otros departamentos de misiones, para aprender de ellos, intercambiar ideas, y construir relaciones que después puedan ayudar en la búsqueda del apoyo propio. Difícilmente recibirá respaldo quien presente su candidatura sin haber sido conocido en las reuniones distritales y participado de las actividades misioneras de su zona.
4.4. Relacionarse con las autoridades o agencias misioneras.
No se debe esperar hasta que llegue el tiempo de salir para relacionarse con el departamento nacional de misiones, o aun una agencia misionera, en el caso que la denominación de uno no cuente con un departamento nacional. Lo correcto es presentarse ahora, para que ellos indiquen los pasos que hay que seguir para ser considerado como un futuro misionero. De esta manera, ellos verán que uno es una persona seria, que planifica su futuro, y no simplemente reacciona. Cuando alguien viene a nuestra oficina y dice: “Dios me dio un llamado hace cinco años, y aquí estoy” nos preguntamos por qué no nos habremos conocido antes. Entonces, no se debe esperar hasta el último instante para presentarse a las autoridades.
4.5. Estudiar un idioma, preferentemente inglés.
El inglés abre puertas en todos lados. Obviamente, es difícil para muchos llegar a tener un conocimiento íntegro estudiando aquí, pero, por lo menos, se puede forjar una base para luego estudiar tiempo completo en el país del llamado.
4.6. Estudiar sobre el país y la cultura.
Nunca será suficiente lo que podamos estudiar sobre la cultura a la cual queremos alcanzar con el Evangelio.
4.7. Dar con fidelidad.
No hay cosecha si no hay siembra. Hay que dar con generosidad y sacrificio.
4.8. Buscar en oración el CUÁNDO.
Aunque se puede estar seguro de que Dios llamó, muchos se confunden sobre el tiempo indicado por Dios. Hay que pedir a Dios sabiduría respecto de esto.
4.9. Hablar con otros misioneros veteranos para aprender de su experiencia.
Como comenté anteriormente, hablar con alguien que ya experimentó la vida en otra cultura permite tener una perspectiva realista de la obra misionera, y evitar errores que se cometerían por ignorancia.
4.10. Tener experiencia en la iglesia, o pastorear una iglesia.
No se puede hacer en otro país lo que no se ha hecho en el propio. La experiencia prepara, y otorga credibilidad.
El llamado es el comienzo de la obra misionera. Es Dios quien llama. Dios es la fuente de la obra misionera. Sin embargo, la Iglesia puede prepararse para que Dios llame a futuros obreros para la cosecha.
5. Sembrar correctamente (Respuesta a “Inferir que nuestro llamado garantiza la provisión divina”).
Si bien ya lo mencionamos brevemente en la parte anterior, vale la pena enfocar nuevamente la importancia de levantar misiones en la iglesia. Miremos algunos principios.
5.1. Principios del sostén económico misionero.
a. Si no sembramos no cosechamos.
b. Dios quiere usar a la iglesia para ser canal de provisión para la obra misionera, y, recíprocamente, a la obra misionera para ser canal de bendición para la iglesia.
c. Si no podemos motivar a personas en nuestra cultura para un cambio de mentalidad, ¿cómo podríamos inducir cambios en una cultura indiferente o inclusive hostil al Evangelio?
d. Si no podemos motivar a nuestra propia iglesia para responder apoyando a la obra misionera, ¿qué autoridad tendremos para pedir apoyo de los demás?
e. Dios normalmente no nos provee en forma sobrenatural (como Elías y los cuervos), sino que prefiere usar como canales a la iglesia o personas (como la viuda con Elías) de manera que la bendición involucre a todos. De la manera sobrenatural, los cuervos no fueron bendecidos.
f. Toda la iglesia tiene llamado para enviar. No podemos cumplir el llamado para ir sino el llamado para enviar.
g. Aunque animemos a la iglesia para apoyarnos, finalmente nuestra confianza tiene que estar arraigada en Dios, y no en las personas. Las personas nos pueden fallar, pero Dios nunca nos va a fallar.
5.2. Pasos para el sostén económico.
a. Primero, el misionero debe sembrar con ofrendas personales.
¿Cómo puede ser que personas con llamados no dan nada de su dinero para la obra misionera? Están desubicados o confundidos.
b. El futuro misionero no debe esperar para sembrar. El tiempo pasa rápido y no podemos perder tiempo.
c. El futuro misionero debe ganar la confianza de su pastor (si no es pastor) para levantar misiones en la iglesia. Y si es pastor, más responsabilidad recae sobre su cabeza para hacerlo bien.
d. El futuro misionero debe levantar la visión misionera en la iglesia, con fruto tangible y respuestas prácticas, no sólo en mera teoría.
e. El futuro misionero debe trabajar así no solamente como un deber o por interés personal, sino con pasión. El egoísmo misionero existe y es tan perjudicial como el egoísmo general (“Solamente me interesa mi proyecto”).
f. El futuro misionero no debe trabajar solo: debe formar un equipo, pues en un futuro le tocará salir, y todo aquello que logró con tiempo y esfuerzo se derrumbará un equipo capaz de continuar la tarea.
g. El futuro misionero debe tener fruto en este trabajo antes de saber que es el tiempo de Dios para su llamado a ir. Si no hay fruto en el llamado para enviar, es una señal de Dios para esperar.
EN CONCLUSIÓN: ¿Cómo respondemos al llamado?
a. No pierdas un día más. Es lamentable ver los casos de personas que pierden años sin hacer nada práctico para preparar el camino para el llamado. No pierdas un día más. Ya no podrás recuperar el tiempo perdido. Pero no pierdas más tiempo para no lamentarlo en un futuro.
b. Muchas veces espiritualizamos el llamado y no hacemos cosas prácticas hoy para prepararnos. Si Dios le ha dado un llamado, y no solamente una carga, no pierda un día más para dar los pasos
de su preparación y levantar la visión misionera en su iglesia. Puede ser que falte aún para el tiempo de cumplir el llamado, pero sí tiene la responsabilidad de comenzar hoy y no esperar para mañana.
c. Si no es fiel hoy, Dios no va a darle más mañana.
d. Lo espiritual y lo práctico siempre deben ir de la mano en un equilibrio divino. No podemos lograr cambiar las personas solamente con métodos, ideas, y estructura; tiene que intervenir el Espíritu Santo. Tampoco podemos remitirnos a estar solamente orando y espiritualizando cada asunto.
e. Si a través de todo esto descubre que lo que Ud. tiene es carga, y no llamado, no se preocupe. La
iglesia le necesita, para ayudar a enviar los que tienen el llamado para ir. Para cada llamado a ir, necesitamos varios que estén dispuestos a estar en la brecha aquí en Argentina, dándoles apoyo
logístico.
Dios esta llamando a muchos hoy en dia. Sin su llamdo, no podemos hacer misiones. Pero muchas veces no sabemos como responder como correesponde. Que Dios nos ayude a responder correctamente a Su llamado divino..
Por Brad Walz.