El Papel De La Alfabetización En El Crecimiento De La Iglesia

¿Cuál es el objetivo de los equipos de plantación de iglesias? Fundar iglesias neotestamentarias. Este tema ha sido el enfoque de detallada discusión en los últimos años. ¿Cómo es una iglesia autóctona tribal en términos prácticos? Ha sido de ánimo y de motivación para nosotros como misioneros pensar en esta pregunta y definirla en más detalle para enfocarnos en lo que es nuestra meta. Una manera en que la meta final ha sido definida es “especificando en detalle” lo que se debe esperar bajo cada una de las siguientes seis áreas de la obra de plantar iglesias en una tribu.

1. La vida y la obra de la iglesia.

2. El liderazgo de la iglesia y el discipulado.

3. El proceso de llegar a la autonomía y la iglesia como una entidad.

4. La alfabetización.

5. La traducción.

6. El plan de estudios bíblicos.

Sin entrar en detalles minuciosos, este artículo examinará la alfabetización con relación a cada una de estas áreas. Veremos que la alfabetización es una parte íntegra de la obra total de plantar una iglesia y que ella puede ser una herramienta que el Señor use para llevar a una iglesia tribal a la madurez.

El propósito principal de un programa de alfabetización es, por supuesto, enseñar a la gente a leer y escribir. Adicionalmente, un programa de alfabetización puede ser un ambiente perfecto para modelar los principios de plantar iglesias. El propósito de llenar el tanque de un carro con gasolina no es para parase al lado y escuchar que el motor marcha bien sino para que el vehículo ande y vaya a algún lugar. Es así también con el programa de alfabetización en la tribu. La meta no es solamente enseñar a la gente a leer y escribir, sino también ver que el programa sea utilizado por el Señor para ayudar a la iglesia a crecer.

LA VIDA Y LA FUNCIÓN DE LA IGLESIA

La alfabetización acrecienta la vida y la función de la iglesia aumentando sobremanera las oportunidades que el indígena creyente tiene de participar en las actividades de la misma. Considere lo que el cristiano que sabe leer y escribir puede hacer:

Leer la Biblia y por consiguiente, crecer espiritualmente.

Leer las Escrituras en reuniones públicas o en grupos.

Escribir cartas.

Enseñar a los niños.

Leer las anotaciones y las peticiones de oración en el pizarrón.

Llegar a ser un maestro de la Biblia.

Y la lista continúa.

Cuanto más personas sepan leer, más podrán estar participando en la vida de la iglesia, y entre más personas se involucren en el crecimiento y los ministerios de la iglesia, más dinámica será la iglesia.

Los creyentes que no participan directamente en la enseñanza bíblica, pueden tomar un papel activo en la iglesia por medio del programa de alfabetización. Considere las diferentes clases de personas de las cuales se compone la iglesia. a) los ancianos, b) los hombres que no pueden enseñar la Biblia, c) las esposas de los maestros de la Biblia, d) los jóvenes. ¿Cómo pueden éstos tomar un papel importante en el esfuerzo de plantar una iglesia? Si saben leer, tienen una oportunidad ilimitada para ayudar a la iglesia mediante el programa de alfabetización. Por ejemplo, pueden:

Enseñar la alfabetización.

Ayudar a los alumnos con sus tareas.

Dirigir las sesiones de repaso en las noches.

Orar con entendimiento por los alumnos de alfabetización.

Animar a los estudiantes.

Motivar a los analfabetos para que deseen aprender a leer.

En el comienzo de una obra, es fácil dar poca importancia a un programa de alfabetización ya que hay muchas cosas que hacer, como aprender el lenguaje, preparar las lecciones bíblicas y comenzar la traducción de la Biblia. Sin embargo, el postergar la preparación de materiales para el programa de alfabetización con el fin de ahorrar tiempo en el principio de una obra, realmente resultará en más trabajo para el misionero. ¿Por qué? Porque entre más personas sepan leer, más maestros, ayudantes y miembros activos en potencia habrá para participar en la obra. Si no hay quienes sepan leer, o si hay pocos, toda la obra de plantar la iglesia puede ser impedida por mucho tiempo. Las personas que pudieran participar en el crecimiento inicial de la iglesia, se verían impedidas si son analfabetas. Es cierto que los creyentes indígenas a través de los años han sido usados por el Señor aunque siendo analfabetos, pero por lo general no es así. Siendo que la Palabra de Dios nos fue dada en forma escrita, podemos asumir que Él desea que toda la gente sea capaz de leerla por si misma.

EL LIDERAZGO DE LA IGLESIA Y EL DISCIPULADO

El programa de alfabetización es una manera excelente de capacitar a los posibles maestros de la Biblia. Los hombres que tal vez sean aptos como futuros maestros de la Biblia, aprenderían mucho en cuanto a la enseñanza siendo instruidos primero como estudiantes de la alfabetización y luego enseñándola.

El programa de alfabetización provee un ambiente estructurado para aprender a enseñar. Los misioneros o los hombres que ya son maestros de la Biblia podrían usar el programa de alfabetización como un tiempo de discipulado para los maestros del futuro. Por medio del curso, se modelan los principios básicos de la enseñanza de las Escrituras. Por ejemplo, en el ambiente estructurado de la clase de alfabetización, los maestros bíblicos en potencia aprenderán a:

Seguir un plan diario de enseñanza.

Ayudar pacientemente a los que no entienden.

Estar al tanto de las necesidades de cada alumno.

Organizarse.

Prepararse mediante el estudio de las lecciones.

Mantener un registro preciso.

Hay menos posibilidad de que se desarrolle una situación “clero-laico” en la iglesia si la mayoría de los creyentes son capaces de leer las Escrituras y las lecciones bíblicas por si mismos y si son exhortados a hacerlo por los maestros de la Biblia y posteriormente por los ancianos de la iglesia.

LA AUTONOMÍA Y LA IGLESIA COMO UNA ENTIDAD

La presencia de la iglesia local en la comunidad y la identidad que los creyentes tienen como grupo puede aumentar cuando un programa de alfabetización es parte de su obra.

Un programa de alfabetización exitoso es un buen testimonio y puede ser un atractivo para los que no son de la iglesia, a quienes los cristianos desean alcanzar. Aun los que no aprecian el beneficio de la enseñanza bíblica pueden ver las ventajas prácticas de un programa de alfabetización vernáculo. El programa de alfabetización puede servir para abrir una puerta cerrada.

En la iglesia, los cristianos se sentirán motivados a participar en el programa de alfabetización siempre y cuando tengan una buena comprensión de los beneficios de la alfabetización para toda la obra de Dios y el crecimiento de la iglesia. Así habrá menos probabilidad de que el programa de alfabetización llegue a ser un estudio aparte.

El trasmitir la idea desde la primera clase de que la alfabetización es la responsabilidad de los estudiantes y profesores, no del misionero, es una buena manera de demostrarles la filosofía de entregar la obra a otros. Esto puede ser difícil de comunicar. Sin embargo, al exhibirlo de una forma práctica durante el primer programa de alfabetización, se puede introducir el concepto de autonomía fácilmente y preparar así el terreno para que se incorpore también sin problemas en otras áreas de la obra.

En el comienzo del programa de alfabetización, el misionero es quien se dedica a la instrucción. Pero, desde la primera clase en adelante, hay múltiples oportunidades de involucrar a los estudiantes. Hasta los que aún no saben leer pueden ayudar con las tarjetas de sílabas, repartiendo los libros, o pasando lista. Paulatinamente, al acostumbrarse al sistema de enseñanza, ellos podrían tomar cada vez más parte en la instrucción hasta que, al aproximarse el fin de las clases, estén haciendo casi todo por si mismos. Para ellos enseñar la siguiente clase cn ayuda mínima serrá solo una progresión natural. De esta manera, el misionero capacita a los maestros locales y poco a poco les entrega la administración, la preparación de más maestros, y el establecimiento de nuevos programas.

El programa de alfabetización cambia progresivamente desde los primeros días hasta las etapas avanzadas proveyendo una imagen clara de la autonomía. Los indígenas ven que a pesar de sus temores, les es posible hacerse cargo del programa de alfabetización exitosamente y esto es de mucho ánimo para ellos.

Los maestros locales se emocionarán mucho al ver que:

Se espera que ellos asuman la responsabilidad.

Usted cree que es la voluntad de Dios que ellos mismos hagan la obra con la ayuda de Él.

Ellos pueden confiar en Él al hacerlo.

Cuando las personas aprenden por medio de la experiencia que son capaces de asumir la responsabilidad de alfabetizar, también se preparan para llevar a cabo los aspectos más exigentes de enseñar la Biblia y plantar iglesias. Puede que una de las cosas más importantes que la gente vaya a aprender al tomar la responsabilidad del programa de alfabetización es cómo depender de la ayuda del Señor en una circunstancia difícil.

LA ALFABETIZACIÓN

El primer programa de alfabetización será un modelo para los futuros maestros del mismo. Si es sencillo y consistente, los maestros indígenas van a poder seguir imitándolo fielmente.

Hay que mantener en mente las metas de largo plazo para el programa de alfabetización. El objetivo no es simplemente ver que un grupo de personas aprenda a leer, sino que éstas lleguen a ser maestros que trasmitan el programa a otros. El modelo de largo plazo que se les de es mucho más importante que las metas de corto plazo, como la de una clase, o la de un caserío donde se hace la instrucción inicial. Existe un cuadro mayor. Si ellos saben que la meta no es solamente enseñarles a leer y escribir, sino que usted les está mostrando cómo enseñar el programa fielmente a otros, ellos se sentirán más motivados para observar y aprender. Cuanto más consistente y bien estructurado sea el modelo que se les de, más probable será que ellos lo sigan fielmente al ir a otras áreas para alfabetizar.

El proveer materiales de calidad y bien presentados es un aspecto importante del modelo. Si todos los materiales (juegos de pre-alfabetización, cartillas, guías para los maestros, tarjetas de sílabas, lecturas de práctica para los egresados, etc.) están completos antes de comenzar la primera clase, va a ser mucho más fácil para los maestros sentir confianza al enseñar. Los materiales, especialmente las guías para los maestros junto con los planes de enseñanza para cada día proveerán un buen apoyo y seguridad, especialmente para los profesores nuevos. Si conocen los materiales y los han usado anteriormente, sea como estudiantes o maestros de alfabetización, les va a ser mucho más fácil utilizarlos al capacitar a otros para enseñar. Entre mejor preparados los materiales, más seguros y apoyados se sentirán los maestros.

Encargarles a ellos la producción continua de materiales para la alfabetización puede ser un desafío. Tendrán que establecerse redes de suministro (sistemas de provisión) y la gente tendrá que ser capacitada para producir los materiales para la alfabetización. Tal vez otras personas no indígenas tengan que imprimir los libros. Como sea, los maestros locales de alfabetización deben estar en capacidad de solicitar los libros y materiales necesitados, permitiéndoles así un buen nivel de autonomía aun en esta área.

LA TRADUCCIÓN

Obviamente el programa de alfabetización afecta la traducción de una manera básica. Solamente los que saben van a poder leer la traducción de la Biblia y usarla en la obra de la iglesia o para sus propios estudios. Además, se requiere de muchas personas con esta habilidad para trabajar en la traducción y para corregirla.

EL PLAN DE ESTUDIOS

Si las clases de alfabetización se realizan antes de la enseñanza inicial de la primera etapa, servirán como un buen ejemplo para todos de cómo las futuras reuniones de enseñanza bíblica van a afectar su horario cotidiano. Asistir a las reuniones de instrucción bíblica por una o dos horas cada día, probablemente va a ser un concepto nuevo para la gente y tendrá que ser presentado y aceptado por la comunidad. Las clases de alfabetización son una buena manera de introducir este concepto. También, los posibles problemas con las temporadas de agricultura y los conflictos que se presenten por eventos simultáneos pueden solucionarse durante el primer programa de alfabetización.

Si se le entrega a las personas las lecciones bíblicas a medida que se enseñan, van a poder leerlas y estudiarlas por si mismas durante las sesiones y en la noche también.

CONCLUSIÓN

Un programa de alfabetización en la obra tribal es un elemento tan clave como lo son la enseñanza de la Biblia, el discipulado, la traducción, etc. En la alfabetización, como en cualquier otra clase de trabajo que hagamos, tenemos que mantener en mente la meta principal. Saber que la alfabetización influye en cada aspecto de la obra de plantar iglesias en la tribu nos ayuda a tomar decisiones sabias al considerar las inquietudes que van a surgir.

¿Cómo podemos hacer que las lecciones sean más fáciles de usar para los maestros nativos?

¿Pueden ser fácilmente reproducidos los materiales para otros programas futuros?

¿Son suficientemente sencillas las lecciones para que una persona que acaba de terminar el curso pueda asumir la enseñanza de la siguiente clase?

¿En cuáles áreas podemos hacernos a un lado, entregando más responsabilidad a los maestros indígenas?

¿Debemos crear una clase aparte de estudios avanzados par las personas que demuestran mayor potencial?

¿Cómo podemos motivar al pueblo para que deseen tomar el curso de alfabetización?

Con la meta bien definida en mente, las respuestas a estas preguntas llegan a ser más claras y el programa de alfabetización en la tribu tendrá mejores posibilidades de alcanzar su potencial como una herramienta para llevar la iglesia nativa a la madurez.

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Pablo y Linda McIlwain trabajaron durante 10 años entre los ata de Nueva Bretaña, Papúa, Nueva Guinea hasta finales del año 1999. En los primeros años de la obra, Linda tuvo la responsabilidad del programa de alfabetización. Ella preparó los materiales, enseñó la primera clase, y capacitó a los maestros ata que poco a poco tomaron la responsabilidad del programa de alfabetización. Posteriormente, ella se involucró en tomar mayores pasos y en entregarle al pueblo ata la responsabilidad de la alfabetización, que ahora está completamente en manos de ellos. Aunque los McIlwain actualmente trabajan en el papel de consultores de plantar iglesias, Linda y Pablo visitan a los ata cada seis meses para seguir con nueva enseñanza bíblica, motivar a la gente y ser animados por el pueblo ata.

Revista Outreach: Número 82 – Julio 2001

Escrito por Linda McIlwain

Fuente: http://www.etnos.org

Capacitación – http://tbm.org.mx/