Cuanto más profundizamos en la comunicación transcultural, más reconocemos la importanciade conocer la mentalidad de la gente. ¿Qué piensan? ¿Cómo ven las cosas? ¿Cómo reaccionan? Como plantadores de iglesias, debemos entregarnos a la tarea de conocer la cultura de la gente. Sólo al hacerlo, podremos adaptar el mensaje para comunicar lo que realmente se quiere decir.
Antes de iniciar el programa de enseñanza entre los pumé, nos dimos cuenta de muchos motivos para profundizar en la cultura. He aquí cinco de ellos:
1. Para adquirir vocabulario
Al ahondar en la cultura, el vocabulario que nos serviría para la enseñanza de la Palabra surgió de todas partes. Sin embargo, aunque algunos vocablos fueron fáciles de encontrar, para hallar algunas de las palabras claves, fue necesario investigar esmeradamente. No obstante, nos maravillamos de la lista de términos que descubrimos, tales como los equivalentes para: la inspiración (de las Escrituras), la conciencia, la expresión emocional, la morada del Espíritu Santo en el creyente, Satanás, los espíritus malignos, la mente, la creación, Dios, el nuevo nacimiento, la salvación, el pecado, el espíritu, los atributos de Dios, lo sobrenatural, la santidad, etc. Aunque en el caso de algunas palabras, fue obvio de inmediato cómo se prestaban para emplearse en el contexto espiritual, en otros casos nos costó tiempo descubrir cómo podríamos asignar a las expresiones indígenas nuevas áreas de significado en el contexto espiritual.
2. Para hallar paralelos
Descubrimos muchos paralelos entre las creencias tradicionales pumé y lo que dice la Biblia. Por ejemplo, los pumé tienen su propia versión de la historia del diluvio. Además, muchas de las leyes de los pumé son similares a los mandamientos de Dios en Éxodo 20, y también tienen una costumbre similar al rito de la circuncisión. Sus creencias no concordaban precisamente con lo que enseña la Biblia. A decir verdad, en muchos casos eran muy diferentes; sin embargo, los paralelos proveyeron algunos “ladrillos” que pudimos emplear en la enseñanza. Ya conocían algunos fragmentos de la verdad, los cuales pudimos aprovechar.
3. Para encontrar analogías
Valía la pena encontrar cualquier tipo de analogía que nos ayudara a comunicar eficazmente la verdad de la Palabra. Por ejemplo, mediante el estudio de la cultura, descubrimos el sistema de compensación pumé. Si un pumé es herido o tratado injustamente por otro, él le puede pedir un pago. Una vez que el ofensor presenta el pago requerido, todo queda rectificado.
Hemos empleado este sencillo procedimiento cultural a manera de ilustración muchas veces a través de la enseñanza sobre las consecuencias del pecado. El hombre ha pecado contra su Dueño y Creador, y Dios demanda un pago por el pecado. El exige la muerte. El hombre no tiene ninguna forma de arreglarse con Dios. Es inútil tratar de inventarse un pago adecuado. Pero Dios ha enviado el Baanóné (el pagador), y por medio de El, se puede hallar un pago aceptable para rectificar las cosas con el Creador. Los pumé a menudo se refieren a Dios como el Baeamé (el que exige el pago). Esta analogía nos ha servido muy bien para enseñar a los pumé.
4. Para comprender las interpretaciones de la gente
Cuando el misionero va a vivir en el sitio tribal, pronto descubre que la mente de los indígenas está llena de ideas y suposiciones. Por ejemplo, los pumé creen que los lunares provienen de no quitar la costra de la picadura del jején [mosquito]. Cuando uno bosteza, ellos creen que es por hambre en vez de sueño. Si tropiezan al andar por un camino, dicen que es porque en alguna parte alguien está chismeando de ellos, no porque su pie dio contra una piedra o un palo. Si sienten comezón en la oreja, creen que es porque hay un venado en algún lugar que desea ser cazado. Para ellos, los dolores de parto severos son causados por comer las patas de los caimanes [lagartos] durante el embarazo, y el acné es causado por comer demasiados huevos de pescado.
La mente de las personas indígenas no es una cinta magnetofónica virgen ni una hoja de papel en blanco sobre la cual hemos de grabar la verdad de la Palabra. Le compete al plantador de iglesias descubrir las suposiciones culturales de ellas para poder adaptar el mensaje eficazmente para su comprensión.
Los pumé creen que la tierra fue creada para ellos, y que por medio de sus cantos y rezos ellos mantienen el equilibrio del mundo. Piensan que a medida que su población disminuye, las cosas empeoran cada vez más en la tierra. Los animales ahora son más feroces que antes y aun las enfermedades ahora son más graves. ¿Por qué? Porque los pumé están desapareciendo. Al disminuir su número, la tierra se entristece, y todo empeora. Fue de mucho valor para nosotros conocer este concepto de ellos cuando les enseñamos acerca de la maldición que pronunció Dios sobre la tierra y los resultados del pecado.
La mentalidad pumé ignora las consecuencias eternas del pecado. Para ellos el pecado es
solamente el mal que se hace a otra persona, lo cual no tiene nada que ver con ningún dios. El hecho de que la paga del pecado es muerte fue un concepto completamente nuevo para ellos y la idea del juicio por el pecado les fue totalmente ajena. Nuestra comprensión de su interpretación del pecado nos ayudó a adaptar el mensaje adecuadamente.
Cuando el pumé huele a un difunto, le puede causar una locura que le hace vagar por la tierra sin razón. Como ya conocíamos este hecho por medio del estudio de la cultura, al enseñar acerca del homicidio de Abel por parte de Caín, pudimos aclarar que la razón por la cual Caín debía ser un errante en la tierra no resultaba de haber sentido el olor de su hermano muerto, sino porque Dios le impuso ese castigo.
El estudio de la cultura nos ayudó a descubrir que los pumé creen que el cjocjoí (un grupo nebuloso de estrellas) era la causa de las lluvias copiosas. El cjocjoí enviaba las grandes lluvias del invierno que hacían crecer el maíz, y por causa del cjocjoí, el caudal de las aguas crecía mucho en todo lugar. No quisimos que ninguno de ellos creyera que las cjocjoí hubieran enviado el diluvio de los tiempos de Noé, así que incluímos en la enseñanza una aclaración al efecto (enseñanza preventiva).
Vemos otro ejemplo de la importancia de conocer la cultura en la historia de Jacob, cuando soñó en Betel. Los pumé creen que mientras duerme una persona, su espíritu sale de su cuerpo y deambula por todas partes. De no haber sabido que creían esto, no hubiéramos incluido en la enseñanza que Jacob no dejó su cuerpo. Conocer los factores culturales que pueden causar tropiezos en la interpretación de las historias bíblicas, nos ayuda a evitar los errores.
Cuando un muchacho pumé llega a la edad de aproximadamente trece años, los hombres adultos lo llevan con ellos y hacen pasar la púa de una raya ligeramente sobre sus genitales para hacerlos sangrar. Esto indica que el joven ya está llegando a ser hombre, y le infunde poder para ser un buen cazador y pescador. Conociendo esta costumbre cultural, pudimos explicar la circuncisión claramente la primera vez que la introdujimos para evitar cualquier malentendido. Su inclinación natural hubiera sido interpretar la circuncisión a la luz de su propia cultura.
Los torbellinos, para la mente pumé, son demonios que corren por el llano. Las Escrituras dicen que Elías fue llevado al cielo en un torbellino. De nuevo aprovechamos la oportunidad de evitar una interpretación errónea por medio de la enseñanza preventiva.
Los pumé creen que Uijäräriva es el dios del mundo inferior (el que existe debajo de éste), y que todos los peces y los animales del agua le pertenecen. Tuvimos esto en cuenta al enseñar que Jonás fue tragado por un gran pez.
Consideremos el pasaje en que Juan el Bautista bautiza a Jesús, donde claramente se presenta la Trinidad. Dios el Padre dijo, “Este es mi hijo amado, en quien tengo complacencia,” y Dios el Espíritu Santo descendió como paloma sobre Jesús. Los pumé entenderían por esto que un espíritu maligno vino sobre Jesús, porque para ellos la paloma simboliza un demonio. ¡Cuán importante es para el plantador de iglesias conocer la cultura para incorporar la enseñanza correctiva en su presentación de la Palabra!
5. Para conocer puntos claves de la cultura para una enseñanza más efectiva
Los pumé tienen un sistema de castas basado en niveles de vergüenza determinados por el valor personal. Ellos se relacionan entre sí de acuerdo a dónde se ubican en el sistema de niveles de deshonra. Es una cultura basada en la vergüenza.
Curiosamente, la palabra en su lengua que significa “vergüenza” o “deshonra” quiere decir “estar sin piel”, ¡lo cual sin duda sería muy vergonzoso! Como el concepto de la vergüenza es muy desarrollado entre los pumé, ciertos pasajes de la Palabra de Dios tendrán mucho impacto para ellos. Por ejemplo, en Romanos 1:16, Pablo dice, “. . .no “estoy sin piel por” el evangelio. . .” En Hebreos, aprendemos que Jesús no “está sin piel” de llamarnos hermanos.
Revista “Outreach” Número 35 – Julio l989
Escrito por Mario Dyck
Fuente: http://www.etnos.org