La Cosmovisión Española

La iglesia de la cual soy pastor ha comenzado a transitar desde hace unos cuantos años, el desafío de convertirse en una verdadera iglesia misionera. Nuestra visión es la “misión integral” y desde hace ya tiempo estamos trabajando y creciendo para construir alrededor de ello. En una primer etapa construimos mucho hacia adentro, esto tiene que ver con la “comunidad iglesia”. En una segunda etapa, sumando comenzamos a construir hacia afuera, esto tiene que ver con la “comunidad que nos rodea”, con nuestra sociedad. Finalmente y otra vez sumando comenzamos a construir transculturalmente, esto tiene que ver con el mas allá de nuestras propias fronteras. En referencia a este último punto, Dios puso oportunamente en el corazón de los pastores tres lugares en los cuales focalizar nuestra misión transcultural:

  • 1-Ventana 10/40-Norte de Africa. *2-Un pueblo no alcanzado. *3-España.

Estamos encaminados en cada uno de estos puntos, pero por supuesto, no es tema de este trabajo explicar y ahondar cada uno de ellos. Queremos si hacer referencia a España, porque desde hace un año hemos establecido una alianza estratégica con una iglesia de la Alianza Cristiana y Misionera de España. con el objetivo de colaborar con ella en diferentes ministerios, con diferentes herramientas y también enviando jóvenes parejas misioneras con experiencia en determinadas áreas específicas de servicio. Es paradójico, España supuestamente vino hace 500 años a evangelizarnos y finalmente hoy somos nosotros los que estamos llendo a España con la intención de extender allí el reino de Dios. Cuando la cátedra de “Antropología Cultural” presentó la propuesta de trabajar sobre la “cosmovisión de un pueblo”, espontáneamente vino a mi, la idea de España. Las raíces de muchos argentinos, incluyendo la mía están en España. La herencia Ibérica como ha expresado Juan Mackay, nos ha marcado. Pensando en ser eficazmente usados por Dios en este campo de misión es que tome la decisión de llevar a cabo este trabajo. Espero contribuya a todos aquellos que se sientan llamados a servir en nuestra Madre Patria.

La España De Ayer

Ya en 1933 Juan A. Mackay en su libro “El Otro Cristo Español” (1) define muy bien el “alma ibérica”. Mackay opina que la invasión morisca, a la que siguieron ocho siglos de lucha defensiva, transmitió al defensor cristiano el alma islámica del invasor. Esta “alma ibérica tiene ciertas características”

Intensa individualidad que lleva al orgullo y la arrogancia:

La principal característica de la raza ibérica, ha sido la individualidad única, llana y primitiva. Del pasado remoto han llegado hasta nosotros cierto número de frases clásicas que expresan de admirable manera ese orgullo arrogante y ese sentido innato de igualdad que tan genuinamente caracterizaba a la raza Ibérica: “Cada uno de nosotros vale tanto como vos, y todos juntos valemos mas que vos”, dijeron a su monarca un grupo de antiguos nobles españoles. “Tan caballeros somos como el Rey, solo que con menos dinero que el”, es una expresión, igualmente luminosa, de ese sentido español primitivo de igualdad. Hay un dicho tradicional de Cataluña, región que con tanta insistencia ha demandado su autonomía de España, es este: “Todo catalán tiene dentro de el un Rey”. España se siente hija selecta y privilegiada de la Roma Papal, por lo tanto se siente digna de demostrar tal alta distinción.

Polaridad

Se dice que el español vive en la polaridad. Quijote y Sancho van siempre juntos por el camino de la vida y no es raro que el español siempre se sienta uno o el otro.

Insaciable impulsor de adquisición:

Codiciador de riquezas y posesiones. No tenía como fin último despilfarrarlas, sino eran un medio para emanciparse de la necesidad de trabajar. El mundialmente famoso científico español, Ramón y Cajal, decía: “El ideal de todo español es obtener una pensión, después de unos cuantos años de trabajar, y si, es posible, aún antes de trabajar” Además, si se puede alcanzar la independencia personal por la esplendidez del estado o por un golpe de suerte a la lotería nacional, ¿para que buscarla solamente por el trabajo?

Falta de instinto social

La falta de instinto social del español es otro de los fatales derivados de este su individualismo extremo. Si el instinto social significara únicamente el gusto de estar en compañía, de hacer libre tertulia en la casa o en el café con los amigos, discutiendo los problemas del universo, tendría que considerarse al español como el ser mas sociable de la tierra. Pero en el momento en que la cálida espontaneidad de la sociabilidad se convierte en las frías y rígidas limitaciones que impone el unirse en una empresa común, se hace sentir inmediatamente la presencia del individualismo español. Esa repugnancia innata a mantenerse juntos por obligación o por consentimiento mutuo, sirve de base al problema del regionalismo español y ha estorbado siempre el buen éxito de empresas colectivas dirigidas por españoles.

Patriotismo

El español pues, siente el patriotismo como el amor, en forma de pasión que absorbe el objeto (la Patria, la amada), y la asimila, es decir, lo hace suyo. No pertenece a su país: es su país el que le pertenece.

Catolicidad

La pasión de los españoles por la iglesia ofrece la misma característica. La iglesia fue absorbida y sus destinos se convirtieron en los de la nación española. El honor exigía la conformidad con sus ritos y dogmas y la propagación de estos por el mundo entero. Pero ni aun a la iglesia se le permitió conservar su identidad personal en las profundidades del alma española fundamental hacia la vida. En materia de hecho, España se adueño de la iglesia mucho mas que esta de España. Y la consecuencia histórica de este hecho fue la descristianización del cristianismo en el mundo español.

Predominio de la Pasión

Junto con esta vigorosa, primitiva y casi salvaje afirmación de si mismos, propia del carácter Ibérico, y que acabamos de analizar en sus varias facetas y resultados, aparece el predomino de la pasión sobre la razón y la voluntad. Todas las conquistas de la raza ibérica, así como todos los desastres que han sufrido, no han sido el resultado de un sereno razonar, en que se haya calculado cuidadosamente la correspondencia entre los medios y los fines, ni han sido consecuencia tampoco de una tenaz perseverancia en un plan de acción convenido de antemano como el mejor, sino han sido siempre el producto de un impulso engendrado por la explosión repentina de un sentimiento dominante. Un pueblo en quien la pasión predomina, tiende inevitablemente a dar a sus ideales una expresión personificada. Evidencia de este principio es el culto de la virgen en el cristianismo español. Como consecuencia de esto se proclama por ejemplo el dogma de la inmaculada concepción refiriéndose a que María nació sin pecado.

La España De Este Siglo

Rogelio Prieto en “Focus on Spain” (2) plantea la siguiente pregunta, ¿Cómo es España?, y el mismo responde ¿Cuál? La de antes o la de hoy: La de antes tiene que ver con el franquismo y manifiesta ciertas características:

Autoritarismo, Absolutismo, Dogmatismo:

El franquismo intentó imponer un concepto uniforme de España, una causa uniforme de acuerdo con una dictadura militar. El fuerte nacionalismo siempre caracterizó a España. El concepto de “pueblo escogido”, de “destino manifiesto”, fue la base de la unificación de España bajo los reyes católicos, Fernando e Isabel en el siglo XVI. La limpieza étnica comenzó con la expulsión de los judíos y los musulmanes de España y después vino la clasificación de la gente del país en 2 grupos, los conversos eran ciudadanos de segunda clase, de sangre impura y la idea de cualquier cosa que sea diferente a lo católico era moro y peligroso. Esto, esta allí en el subconsciente de la gente. Uno de los resultados de la limpieza étnica fue que las tendencias hacia el autoritarismo, el centralismo y el absolutismo se vieron reforzadas. Los reyes católicos hicieron una confederación de 4 reinos. Sin embargo, ésta presión por fin se resolvió al principio del siglo XVIII en un estado absoluto y centralista. Esta génesis se llama España. Estos son los antecedentes de la situación de España y aún se encuentran en forma distintas. Esta es la razón (el dogmatismo fundamental) por la que España fue un gran protagonista de la Contrarreforma.

Aislacionismo

Ese dogmatismo dio por resultado un aislacionismo gradual y con este aislacionismo gradual, una sensación de ser víctima. Junto al aislacionismo (El resto del mundo aisló a España, Europa aisló a España. La segunda república en el siglo XIX y XX trajo esperanza, pero luego del contragolpe del franquismo España volvió al aislacionismo del cual comenzó a salir con la caída de Franco) y el autoritarismo está “el catolicismo nacional”. Los escritores satíricos han descrito el régimen de Franco como una mezcla de la religión y la política que se refuerzan la una a la otra. Con esto se controla a la gente no solo externamente sino, también en su modo de pensar y reaccionar. Esto ha producido una identidad religiosa nacional que está fracasando rápidamente, pero aún sigue siendo el trasfondo de los españoles. Hay que entender esto para comprender a los Españoles.

Personalismo

Junto a al aislacionismo y el autoritarismo, está el personalismo. Para Prieto a diferencia de Mackay los españoles no son individualistas. Según Prieto no se puede encontrar (fácilmente) otra nación más dependiente de lo que otras personas piensan de ellos que los españoles. No son individualistas pero si son personalistas. Por un lado tienen una preocupación por cómo los otros los ven, pero al mismo tiempo intentan dar la impresión de que no les importa.

La España De Hoy

La España de hoy presenta nuevas características. En los últimos 25 años han ocurrido cambios tremendos en España, en lo económico, sociológico, religioso, político y cultural. En otros países esos cambios han llevado 200 años. José M. Martinez en su libro “La España evangélica ayer y hoy” (3) expresa que si hubiéramos de resumir en una sola palabra lo acaecido en España a partir de los años 60, esa palabra sería CAMBIO. Se observan cambios radicales en todos los órdenes; de manera ostensible, en el político (paso de un régimen dictatorial a una plena democracia sólidamente establecida); en lo económico, en lo cultural, en lo moral y en lo religioso. Podría decirse que España ha cambiado más, y más profundamente, en las cuatro últimas décadas que en los cuatro siglos anteriores. A continuación detallaremos algunos de esos cambios:

Materialismo

A partir de los años 60 comenzó un resurgir económico en España. El progreso económico trajo consigo el inevitable desarrollo de una concepción materialista y hedonista del sentido de la vida. Y unas veces por el ansia de placer innata en todo ser humano, y muchas otras por mimetismo, la mayoría de españoles rivalizaban en la exhibición de muestras de un status social elevado. La figura del “yuppie” se hizo fascinante para no pocos jóvenes que luchaban y se esforzaban, en muchos casos hasta el infarto, con una sola meta: ser ricos e influyentes, a ser posible antes de los cuarenta años. El slogan “tanto tienes, tanto vales” vino a ser lema determinante en la vida de muchos. En pos del objetivo propuesto se ha sacrificado la honradez, compañerismo y solidaridad.

Consumismo

Se observa a si mismo que la arraigada tendencia al ahorro en numerosas familias fue debilitándose por la acción de una fiebre consumista, cada vez más agudizada por el poderoso influjo de las técnicas publicitarias. Ya no se trata simplemente de satisfacer necesidades, sino de crear necesidades nuevas, de despertar el deseo de poseer objetos o disfrutar de experiencias antes impensables.

Hedonismo

Existe un enfoque hedonista de la existencia, ese enfoque había de producir lo que produjo: una mayor permisividad moral y un creciente desinterés en todo lo concerniente a creencias y comportamientos religiosos. Así pronto la “ultracatólica” España se convirtió en campo abonado para la indiferencia espiritual y el número de ateos, agnósticos, escépticos se multiplicó.

Escasa educación humana

Se ha producido también una transformación en el carácter del español medio. El bienestar económico, con las ansias de consumo y placer ha dado origen a lo que Enrique Rojas ha llamado “el hombre light”: un hombre relativamente bien informado, pero con escasa educación humana, muy entregado al pragmatismo, un sujeto trivial, ligero, frívolo, indiferente, permisivo en el que anida un gran vacío moral.

Humanismo

Dijimos que también hubo cambios en lo cultural. Durante siglos España se había mantenido atrincherada frente a las corrientes de pensamiento que invadían Europa. Pero paulatinamente, y de modo más acelerado a partir de los años 60, por diferentes vías, lo europeo penetró en el bastión español. El marxismo despertó en multitud de estudiantes apasionadas simpatías.. El evolucionismo y el humanismo ateo ce constituyó en la base sobre las que se asientan el complejo ideológico de la mayoría, pese a la enseñanza de la “religión oficial” que todavía se daba en los centros de educación. Aparecieron actitudes bastante generalizadas de menosprecio, de burla incluso, hacia lo religioso. La irreligiosidad no ha tenido en su punto de mira solamente a la Iglesia Católica; su acción beligerante se ha dirigido contra toda forma de expresión de fe cristiana. Para la mayoría de ateos o indiferentes poca diferencia hay entre catolicismo y protestantismo; ambos son vistos como residuos culturales de una época que, en su opinión, ha pasado definitivamente a la historia. Estas ideas han trascendido el ámbito universitario, han llegado a las masas populares mediante publicaciones diversas y a través de los modernos medios de comunicación. En lo concerniente a las ideas (políticas, morales o religiosas), el español medio suele asimilar y hacer suyas las que parecen estar más en boga o son más hábilmente defendidas por políticos, intelectuales, artistas o especialistas en el uso y abuso de los medios de comunicación.

Auge del secularismo

Los términos “secularización” y “secularismo” son equívocos; pueden tener significados diversos, por lo que conviene precisar su sentido. La raíz de ambos es la palabra latina “saeculum (siglo). En el lenguaje religioso el “siglo” vino a ser sinónimo de mundo, de la vida temporal, como distinta y, en cierto modo, contrapuesta a lo espiritual En opinión de algunos autores, ya se produjo un fenómeno de secularización cuando la Iglesia posconstantiniana tuvo que compaginar el “poder espiritual” con el “poder temporal”, y como atestigua la Historia, la Iglesia pronto sucumbió a las tentaciones propias de una política que buscaba no tanto estar “en el mundo” (para serle “luz y sal”) como mantenerse “sobre el mundo”, enseñoreándose de él, tanto en el orden espiritual como en el político y el cultural. El resultado fue una “mundanización” de la Iglesia.

Los siglos de la Edad Media fueron la época de la “sacralización” del mundo. Todo quedaba bajo la autoridad y dirección de Dios (y de la Iglesia): la política, la cultura, la moral, las costumbres. La iglesia era la que tenía la última palabra en todas las cuestiones del saber humano; la teología vino a ser la “reina” de las ciencias, todas las cuales debían ajustarse a la ortodoxia católica.

Esta situación empezó a cambiar con el Renacimiento y el humanismo de los siglos XV y XVI. Y el cambio se hizo más radical bajo el empuje de la Ilustración racionalista. Desde entonces, el movimiento secularizador, o secularismo, no ha cesado. Ya no era necesario recurrir a la “hipótesis de Dios” para explicar el universo y cuanto en él acontece. La Ciencia tenía explicaciones suficientes y suficientemente satisfactorias. Dios iba perdiendo posiciones en todos los campos y acabaría reducido a los estrechos límites de una fe privada, en tanto que el hombre se erigía en centro de sí mismo y árbitro supremo de sus destinos. Se exaltaba a la criatura y se marginaba al Creador.

Niestzsche, y después algunos teólogos cristianos, hablarían de la “muerte de Dios”. Marx y Freud, con sus críticas a la religión, vendrían a consolidar las posiciones conquistadas por el secularismo. Un análisis del proceso de secularización nos muestra aspectos positivos:

  • Ha contribuido a desvanecer conceptos medievales relativos a la función y el poder de la Iglesia en la sociedad.
  • Ha acabado definitivamente con cualquier idea de restaurar prácticas constantinianas en las relaciones Iglesia-Estado.
  • Ha puesto al descubierto la responsabilidad social de la Iglesia, que no puede vivir mirando solamente al “mas allá”, sino que ha de preocuparse también en el “más acá”, que no ha de limitarse a buscar la salvación de las “almas”, sino el bien del hombre en su totalidad; y fijar sus ojos no sólo en el cielo, sino también en la tierra, buscando que en ella aparezcan los signos del “reino de Dios y su justicia”.

Pero el mencionado análisis también nos muestra aspectos negativos:

  • Con su énfasis en una epistemología positivista, ha devaluado despectivamente lo religioso y ha sustituido el teocentrismo de la fe cristiana por el antropocentrismo humanista; con su mundanidad ha ignorado o negado lo trascendente y ha confinado al hombre a la región limitada por su razón y su propia autonomía. El resultado no ha sido la construcción de un mundo mejor; la utopía de los optimistas no se ha hecho realidad sino todo lo contrario: Auschwitz, Hirsohima, Bosnia, Kosovo, etc. son espinas profundamente clavadas en la conciencia colectiva del mundo occidental, irónica refutación de cualquier pretensión de civilización superior por parte del secularismo.
  • El secularismo es un “experimento audaz y temerario de destrucción sistemática de raíces (étnicas, culturales, religiosas, convivenciales). Lo más grave es que, una vez destruidas esas raíces, no hay valores nuevos suficientemente sólidos que vengan a sustituirlas. La “crisis general de las creencias” nos lleva a un “epílogo de incertidumbres”

Martinez tiene en su libro ya citado (3), algo para decirnos en cuanto a la religiosidad española hoy. Según el, los cambios experimentados en España lógicamente habían de influir en el comportamiento religioso de los españoles. Así se ha puesto de manifiesto en los sondeos de opinión efectuados por prestigiosos centros de investigación sociológica:

  • En 1970, el 96 % se declaraban católicos y el 3 % se declaraban indiferentes o ateos. *En 1989, el 72 % se declaraban católicos y el 26 % se declaraban indiferentes o ateo. *En 1970, el 64 % se declaraba católico practicante. *En 1989, el 27 % se declaraba católico practicante.

Si medimos la participación en la misa dominical, la práctica religiosa (en España) está en caída libre, con tasas del 13 al 15 % apenas superiores a las de Francia.

Otro dato importante es que solo el 26,9 % de los católicos cree en la infabilidad del pontífice romano.

Solo el 5 % de los españoles eligieron la religiosidad como una de las cualidades que les gustaría inculcar a sus hijos.

Por delante de la “fe religiosa” aparecen la buena educación (54%), la responsabilidad (36%), la honestidad (25%), la tolerancia (21%), la laboriosidad (10%), la lealtad (9%), la obediencia (7%), la independencia (7%) y la limpieza (6%) También se vive la religiosidad popular con criterios amplísimos de compatibilidad. Se puede tener una fe “cristiana” y al mismo tiempo creer en la “reencarnación”, consultar los horóscopos o penetrar en el mundo esotérico de la magia. Se puede asistir al culto en la iglesia y llevar una doble vida proclamando unas creencias que se mantienen divorciadas de toda norma moral.

La Cosmovisión Española

En 1997 la Universidad Complutense de Madrid edita “La Sociedad Española”-1996-1997 (4). En ella se editan los resultados de unas 5.000 entrevistas que dan cuenta detallada del complejo mapa de las conductas, opiniones, actitudes, valores, sentimientos y afectos de los españoles de fin de siglo. A continuación sintetizamos algunos de los resultados de mayor importancia a los efectos de identificar la cosmovisión del pueblo español.

*En cuanto a los “Sentimientos”

El español se caracteriza por:

  • Resentimiento: Es la reacción peculiar de la sociedad española. Se rechaza el orden social por injusto, pero no se hace gran cosa para cambiarlo, por forzar las cosas. Se saben insatisfechos, pero tienen pocas ganas de luchar. Tienen una disposición pasiva, apática. Rechazan la sociedad que no les gusta, pero no hacen nada para cambiarla
  • Desconfianza: Un 67 % de los entrevistados aseguran que “uno no se puede fiar de la gente”. Es decir, predomina ampliamente el valor de la desconfianza. La proporción de desconfiados aumenta substancialmente de 1993 a 1995. Los verdaderos desconfiados son los que no leen los periódicos y no se interesan por la política (83%). La desconfianza se reduce mucho (50%) en la combinación opuesta de los lectores habituales de periódicos e interesados por la política.
  • Pesimismo: Los mas quejosos son los jóvenes en torno a los 20 años, que son los que objetivamente mejor viven. Los menos quejosos son los jubilados, que también de modo objetivo son los que peor viven. Por ahí llegamos a la verdadera esencia del pesimismo: la queja injustificada. Se quejan los que mejor viven. La paradoja es, una vez más que son asimismo los que tienen mayor conciencia de sus derechos.

No se trata tanto de que los españoles, uno por uno, sean pesimistas respecto de la realidad personal que les rodea. La fuente del pesimismo mana de que las interpretaciones establecidas sobe la realidad colectiva provienen de los intelectuales, escritores, artistas. Son esa minorías, que objetivamente viven tan bien, las que tienden a ver un pasado tenebroso, un presente miserable, un porvenir aciago.

Este pesimismo es antropológico porque alcanza a la relación humana de todos los días: “Piensa mal y acertarás”, dice el terrible refrán”. Hasta se cuantifica la probabilidad de adivinar el futuro: “Ponte en lo peor, y acertarás de tres veces, dos”. La sabiduría popular está llena de ilustraciones sobre lo conveniente que es adoptar una perspectiva pesimista, un talante cauteloso. Repasemos algunas de las frases hechas recogidas por José María Iribarren en su monumental “El porqué de los dichos”: “Ir por lana y volver trasquilado”. “Tantas veces va el cántaro a la fuente que al final se rompe” “Cría cuervos y te sacarán los ojos”, etc. Como puede verse, se trata de una mezcla de fatalismo y desconfianza. El resultado es esa sabiduría rústica, con retranca, tan admirada por los españoles del común. Son pesimistas el 58 % de las personas que no han llegado al Bachillerato y que no leen la prensa, frente al 34 % de los universitarios lectores regulares de periódicos, es decir no se aplica la idea de que “un pesimista es un optimista informado”

Tampoco se aplica que “el pesimismo no es más que la mesura o ponderación que da la experiencia”, porque en España, los jóvenes son los más pesimistas

Nada menos que el 60 % de este grupo consideran que “al menos la mitad de las personas son malas” Es una amarga consideración en un momento de la vida en el que uno está para enamorarse y buscar el primer trabajo.

En cuanto a los “Valores”

En una encuesta realizada en 1995 se indica la importancia relativa que se concede a los cuatro valores que siguen. Se ordenan por el porcentaje que los colocan en primer lugar de importancia:

  • Seguridad ciudadana (39%). *Solidaridad (23%) *Igualdad (20%) *Libertad (17%)

En cuanto a la “Religión”

La religión es uno de los factores fundamentales para explicar las posiciones y conductas de los españoles. Tiene poca validez la comprobación de cuántos españoles creen en Dios. Ya sabemos que casi todos. Sólo que esa es una gran palabra con múltiples significados. Es la distribución que registra nuestra encuesta por orden de frecuencias:

Proposición sobre Dios % *Cada persona entiende a Dios a su manera 51 *Dios existe y es como dice la Biblia o los Evangelios 27 *Dios existe, pero no es necesariamente el cristiano 8 *No podemos saber si Dios existe 7 *Dios no existe 4 *Le trae sin cuidado si Dios existe o no 3

Como puede verse el 86% tiene alguna noción de la existencia de Dios. Pero la encuesta también refleja que los españoles creen sobre todo en un Dios “a la carta”, esto es interpretado de manera difusa por cada persona. Más de la mitad se asignan a esa creencia. Es interesante agregar que del 27 % de los españoles que creen expresamente en el Dios cristiano, un Dios personal, la creencia expresa en el Dios de la Biblia aumenta con la edad, y es más femenina (33%) que masculina (21%). Se podría pensar que la creencia en Dios en España, es producto de la socialización escolar. Después de todo, en España, la catequesis ha sido siempre mas escolar que parroquial. La enseñanza toda en España ha estado permeada por la doctrina católica. Pero, por otro lado, actúa la fuerza contraria de la educación, que acumula argumentos racionales en pro del agnosticismo, o más bien del anticlericalismo. La religión es España es un asunto ideológico; representa un modo totalizador de interpretar el mundo.

La práctica religiosa se afianza conforme avanza la edad, y caracteriza más a las mujeres que a los varones. La proporción de “católicos” practicantes” distingue sobre todo a las personas de más de 45 años y a las mujeres. El porcentaje de “católicos no practicantes” califica a las personas de menos de 45 años, pero no hay diferencias por sexo. El peso de los arreligiosos se asigna con mas claridad a las personas de menos de 45 años y a los varones.

Algunos argumentan que el factor sexualidad tiene en estos datos un peso decisivo. Los años juveniles son el descubrimiento de las relaciones sexuales. Este es el punto en donde existe un mayor rechazo social de las normas de la doctrina católica. Es muy difícil que los jóvenes puedan cumplir al tiempo con los usos sociales respecto a la sexualidad y con los preceptos estrictos de la moral católica. Es claro por dónde se va a romper el dilema en la mayoría de los casos. Las estadísticas también reflejan que el interés por la política desplaza por así decirlo el interés por lo religioso. La identificación como católicos practicantes asciende de forma rotunda cuando nos movemos de la izquierda a la derecha.

La secularización que se ve en España, no es tanto pérdida de la fe o enfriamiento de la práctica religiosa como discusión de las normas morales que impone la Iglesia Católica (se dejan de lado las otras confesiones porque son de escasísima penetración en la sociedad española) No se pasan a otra religión; siguen siendo católicos, pero discrepan abiertamente del magisterio moral de la Iglesia.

Vamos a ofrecer una pequeña muestra de cuestiones disputadas. Dos de ellas se refieren a lo que podríamos llamar moral pública (relaciones con el Estado) y otras dos a la moral privada (sexo)
Escala de Religiosidad % categorías simplificadas

  • Católicos practicantes 27 católicos practicantes
  • Católicos poco o nada practicantes 49 católicos no practicantes
  • Creyentes sin religión concreta 4
  • indiferentes 8
  • agnósticos 6 arreligiosos
  • ateos 5
  • otra religión 1 otra religion.

Ese 27 % supera, con mucho, cualquier otro que indique la pertenencia voluntaria a sindicatos, partidos, clubes de fútbol o asociaciones de cualquier tipo. La adscripción católica en España, supera cualquier otra forma de vinculación asociativa. Y no nos referimos al dato del bautismo, que significa poco, sino a la identificación voluntaria como católicos creyentes o practicantes.
La Iglesia Católica en España tendría que si indiferentes no

(moral pública)

A) renunciar a las ayudas del Estado 43 13 43

B) decir lo que está bien o está mal en cuestiones políticas 29 9 61

(moral privada)

A) dejar que las mujeres puedan ordenarse como sacerdotes 64 14 22

B) dejar que los curas se casen y sigan ejerciendo 68 13 19

En cuanto a la “Cultura Cívica

  • A mayor grado de ruralidad más se nota la despolitización.
  • Las personas de más edad aparecen más despolitizadas.
  • Cuantos menos estudios se tengan, mayor es la despolitización.
  • A igualdad de grado escolar, las mujeres aparecen más despolitizadas que los varones, sobre todo en el nivel de instrucción mas bajo.
  • El hecho de ser católico practicante hace que se afirme más en la actitud despolitizada, pero esa influencia sólo se nota a partir de los 45 años de edad.
  • Además en relación con la autonomía un 37 % de los vascos, un 36% de los catalanes y un 12 % de los gallegos quisieran ver independientes a sus respectivas nacionalidades. En Cataluña y Galicia, las personas son tanto más nacionalistas cuanto más alejadas están de la práctica religiosa. Las personas de menos edad son las que apoyan más el sentimiento de ser una nación, sobre todo en Cataluña y Galicia. El sentimiento nacional asciende conforme sube el grado escolar.

Los Españoles Evangélicos Hoy

España tiene actualmente 40.000.000 de habitantes. Los evangélicos son 85.000 en todo el país. Hay 7454 pueblos que no tienen ningún testimonio evangélico. No existe en España una cultura y un modo de pensar que sean verdaderamente como las de un español evangélico. Los evangélicos con la persecución han sufrido un doble aislamiento porque causa de las persecuciones los evangélicos se refugiaron en sus guetos. Hoy están afuera del gueto, pero muchos españoles evangélicos coinciden en decir que el gueto no está fuera de ellos. Con demasiada frecuencia el español evangélico se ha definido por lo que no es o lo que es lo mismo se ha definido en términos negativos: no son católicos romanos, no hacen esto, no hacen aquello, no son como los otros. Siempre ha sido una definición a la defensiva. Hay una necesidad grande de animar el desarrollo de un modo de pensar y presentar al Evangelio que tiene que ver con la historia cultural de España, algo que puede echar raíces, que no es algo completamente importado como si fuera algo de otro planeta.

Cuando murió Franco, o poco después, Ramón Tamánes escribió un artículo y el título fue algo como, “¿Dónde están los protestantes?” Y dijo que durante todos los años del luchar y del franquismo había estado esperando el día cuando vendría la democracia y una de las razones por que la quiso, fue porque pensaba que luego estos protestantes de los que nadie sabía (en ese momento Ramón Tamánes era miembro del Partido Comunista), pensaba que saldrían con sus Biblia debajo del brazo (dijo) para explicar a la gente cómo Dios tenía que ser y cómo siempre había sido. Los evangélicos españoles tienen una asignatura pendiente.

Claves Y Barreras Para El Evangelio En España

A la vista de todo lo expuesto, no parece descabellado hablar de la España de hoy como de un “campo de misión”. Puede admitirse, incluso, que es un campo “neopagano”, mucho más difícil para la evangelización que cualquier época anterior, ya que esta época, adjetivada por algunos como “poscristiana”, parece inmunizada contra el Evangelio. No obstante yo considero que las posbilidades de hacer un trabajo efectivo son hoy más grande que nunca antes. Quizás la clave sea la propia iglesia evangélica. La iglesia necesariamente debe cambiar, debe actualizarse, debe replantearse que modelo de iglesia es mas apto para ganar a esta nueva sociedad; se necesitan nuevos ministerios, nuevas metodologías y nuevas herramientas. Frente a tantos nuevos cambios, se necesita re-capacitar al liderazgo y formar una camada de nuevos líderes.

Yo diría que en España, el renovar las iglesias, renovar la visión, renovar el vigor espiritual y animar nuevas formas de evangelismo, es tan importante como el plantar congregaciones nuevas.

Se necesita una nueva visión para nuevos españoles. La España de hoy no es la de antes por lo tanto la visión no puede ser la misma. Finalmente, España necesita misioneros, pero al estilo español. Misioneros que comprendan “las idiosincracias” españolas, que interpreten la cosmovisión española a la luz de su historia (Reyes Católicos-Franquismo-Caida del Franquismo) y que esten dispuestos a quedarse (10, 15 o 20 años), ya que por todo lo anteriormente explicado, el trabajo en España es un trabajo a muy largo plazo Pastor Gerardo Jorge Muniello

Bibliografía

  • Mackay Juan A., “El otro Cristo español”, Buenos Aires, Editorial La Aurora, 1988.
  • Prieto Rogelio, “Las idiosincrasias del español”, Focus on Spain (an orientation course for missionaries to Spai), Madrid, Editorial Centro de Estudios de la Reforma, 1997
  • Martinez, José M., “La España evangélica ayer y hoy”, Barcelona, Editorial Clie,1994.
  • de Miguel Amando, “La sociedad española-11996-97)”, Madrid, Editorial Complutense A., 1997.