La Actitud Correcta – Uno de los problemas mayores que uno tiene al pensar en levantar su sostenimiento económico como misionero es el problema de tener que pedir dinero de otras personas. La mayor parte de la batalla interna al contemplar esta necesidad tiene que ver con la actitud que uno mismo tiene. Si usted tiene la actitud correcta podrá darse a la tarea de levantar los recursos necesarios con menos carga emocional pesando sobre usted.
Si su actitud es, “Pobre de mí. No tengo el dinero para ir como misionero. No podré ir al campo misionero a menos que ustedes me den sus ofrendas”, va a ser muy difícil levantar el sostenimiento.
Hay un dicho popular en América Latina que dice, “El que invita, paga.” Ese dicho se aplica muy bien cuando se trata de levantar el sostenimiento económico de un misionero. ¿Quién le está invitando a ir como misionero? Si su llamado es genuino, la respuesta a esa pregunta será, “Pues, ¡Dios!” ¡Exactamente! Y a Dios le toca sostenerle.
Es decir, al misionero no le toca, por su esfuerzo, garantizar su propio sostenimiento. Es semejante a lo que pasa en el evangelismo. Todos reconocemos que no es por esfuerzo nuestro que una persona llega al punto de invitar a Cristo a entrar en su vida como su Salvador y Señor. Pero no por eso nos vamos a sentar en casa, dedicándonos solamente a la oración por la salvación de la gente. Reconocemos que es obra del Espíritu Santo convencer al pecador de su pecado y llevarlo a la fe en Cristo. Pero, como dice Pablo, “¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique?” Es decir, Dios tiene su responsabilidad, pero también usted tiene su responsabilidad en el asunto.
Nadie duda de que fue Jesús quien hizo el milagro de resucitar a Lázaro, pero a veces se nos olvida que Jesús pidió la participación del público presente en por lo menos dos cosas: quitar la piedra y quitar las vendas una vez que Lázaro salió. ¿Pudo haber hecho esas cosas Jesús? ¡Claro que sí! Pero casi siempre los milagros de Dios tienen su elemento de colaboración humana.
En este caso de levantar su sostenimiento económico, lo que Dios espera de usted es que pida la colaboración de amigos, familiares, iglesias, e instituciones en esta faceta de la extensión del Reino.
¿Cuál debe ser su actitud correcta al emprender esta tarea? Primero, debe aceptar que Dios es responsable por proveer el sostenimiento suyo. Mateo 6:33 dice, “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.” Es una promesa de Dios. Si usted está caminando en obediencia al llamado de Dios a las misiones, Dios promete proveerle del sostenimiento necesario para obedecerlo. Dios no llama a la gente para después dejarla frustrada porque no pudo obedecer por falta de recursos.
Segundo, debe aceptar que usted es responsable de ser fiel en buscar donantes. Esa es la responsabilidad suya: presentar su proyecto misionero a cuantas personas Dios ponga en su camino. De igual forma como en el evangelismo usted no se limita a orar, sino que sale para presentar el mensaje de salvación, de esa misma forma será su responsabilidad compartir con muchas personas la oportunidad que Dios les da de invertir en la extensión del Reino por medio de su ministerio.
Cuatro Pasos al Éxito
Prepararse – Pero, ¿cómo se prepara para algo así? La mejor manera es aprender de otros. Estudiar los elementos de una buena presentación. Aprenda lo que pueda de la gente que gana su vida vendiendo sus proyectos, o algún producto. No todas sus tácticas son válidas, pero hay mucho que podrá aprender de la mercadotecnia y de los vendedores. Recuerde que su propósito es transmitir la visión que Dios le ha dado para que la otra persona comparta con usted esa visión y quiera colaborar con usted en alcanzar esa visión. Prepare la presentación que va a usar para compartir su visión. Sus recursos y creatividad determinarán la naturaleza de esa presentación. Puede variar desde un simple documento, un álbum de fotos, o álbum de visión como algunos lo llaman, una presentación en PowerPoint, o un video apoyado por un folleto. La presentación en sí no es lo principal, sino la visión, así que no debe crear algo tan complicado y deslumbrante que distraiga de la visión, pero debe ser algo creativo y atractivo.
Practicar – Agarre su presentación y practique, practique, practique su presentación. Debe practicar su presentación hasta que pueda darla a perfección.
Presentar – Debe hacer una lista de posibles donantes, hacer citas con cuántos de ellos que acepten, y presentarles su visión. Más adelante se encuentran sugerencias que le ayudarán a ir compilando su lista de personas para contactar. Calculando cuántos contactos se necesitan para levantar su sostenimiento – La economía y situación de cada país determinarán en gran manera el promedio de ofrenda que dará el donante promedio. En una reunión sobre este tema recientemente in Costa Rica se determinó que en ese país el promedio por donante es $20.00 dólares mensuales. Se debe calcular cuántos donantes usted necesitará para alcanzar su presupuesto. Por ejemplo, usando la cifra de Costa Rica, si el presupuesto es de $1,000.00 por mes, se necesitarán un promedio de 50 donantes. En la etapa cuando uno está hablando con amigos íntimos, familiares, y personas allegadas a su iglesia, no será tan difícil lograr su apoyo económico. Pero cuando uno pasa a un círculo más amplio, especialmente cuando empieza a compartir con personas que sus amigos y familiares recomiendan, hay una fórmula para calcular con cuántas personas usted tendrá que hablar para lograr un solo donante: Sólo una persona de cada cinco personas contactada por teléfono aceptará concretar una cita con usted. Sólo una persona de cada siete citas aceptará ofrendar para su proyecto. Eso quiere decir que en esta etapa de levantamiento de fondos, tendrá que contactar por teléfono a por lo menos 35 personas por cada donante que consigue. Así que si después de hablar con amigos íntimos, familiares, y miembros de su iglesia todavía le faltan 10 donantes, la “sabiduría secular” diría que sería necesario llamar a por lo menos 350 personas para completar los diez donantes faltantes. Es importante recordar aquí que uno no debe desesperarse, porque después de todo, Dios es el responsable por conseguir los fondos para Su proyecto. La responsabilidad suya es presentar el proyecto al número de personas necesarias para cubrir el presupuesto. Determine la intensidad del trabajo – Si ya se ha fijado la fecha para su salida para el campo misionero, fácilmente se puede determinar la intensidad con la cual tiene que trabajar en esto de levantar su sostenimiento, o por lo menos durante la última etapa de su trabajo más allá de sus amigos íntimos, familiares, y miembros de la iglesia. Si le faltan 10 donantes, y su fecha de salida es dentro de tres meses, debe estar haciendo un promedio de 3.888 llamadas por día a su lista de posibles donantes para lograr completar su presupuesto (350 personas dividida entre 90 días da 3.888 llamadas por día).
Perseverar — ¿Hasta cuándo? La respuesta a esta pregunta es “siempre”. En primer lugar, perseverar en la presentación de su proyecto hasta que complete su presupuesto. Pero, dependiendo de si está siendo co-auspiciado por alguna Agencia Misionera, puede ser que necesite levantar un 10 a 15 por ciento por encima de su presupuesto. Muchas agencias piden una contribución de un 10 o 15 por ciento del presupuesto para cubrir sus gastos administrativos. En segundo lugar muchos aconsejan que uno debe aumentar su presupuesto, teniendo en cuenta el hecho de que en muchos casos el apoyo de ciertas personas disminuye con el tiempo. Como dice el dicho popular, “Ojos que no ven, corazón que no siente.” En la comunidad evangélica en América Latina el porcentaje de disminución por año es un 30%, estadística que nos debe alarmar. Sin embargo, durante los primeros seis años de experiencia bautista en México y Costa Rica, en el sostenimiento de misioneros, no se experimentó ninguna disminución en el nivel de compromiso de los donantes. Parece que aunque nos parece que la mayordomía en nuestras iglesias bautistas deja mucho por desear, después de todo hemos puesto una base lo suficientemente sólida para permitir que nuestros misioneros no tengan que preocuparse por una pérdida significativa de sostenimiento.
De cualquier ángulo que lo veamos, la tarea de levantar el sostenimiento económico requiere TRABAJO. Nunca va a ser un ejercicio fácil. Es necesario invertir tiempo y esfuerzo en esto.
Cómo Evitar la Disminución de Apoyo
El primer secreto para evitar la disminución del apoyo económico es que el candidato debe desarrollar relaciones profundas con los donantes. Cuando vienen los tiempos difíciles en la economía personal o del país, lo primero que los ofrendantes van a recortar son gastos que tienen poca importancia para ellos. No van a recortar su apoyo a sus hijos, o a sus amigos, a menos que se encuentren en medio de un desastre financiero. Si usted ha tomado el cuidado de cultivar la amistad y ha logrado comunicar bien su visión, ellos recortarán por otro lado primero.
El segundo secreto yace en la comunicación constante entre el campo misionero y los que apoyan el proyecto en su país de origen. Esa comunicación tiene que ser más que simplemente informes y peticiones de oración. Constantemente debe estar expresando su agradecimiento por su apoyo. Debe bombardearlos con “gracias”. El interés y el compromiso de oración deben fluir en las dos direcciones. Cuando un ofrendante sabe que el misionero tiene interés en orar por sus necesidades y siente la libertad de pedirle sus oraciones, es seguro que se ha establecido una relación más duradera y una relación que abunde en oración y acción de gracias a Dios que fluye en las dos direcciones.
La combinación de estos dos secretos con los “cuatro pasos al éxito” anteriores es la forma más segura de asegurar la fidelidad de los ofrendantes a través del tiempo.
Pasos a Seguir
En una buena presentación hay ciertos pasos a seguir. ¿Cómo se empieza? ¿De qué se habla?
Introducción – Establezca un puente de comunicación con la persona con quien va a compartir su visión.
Comparta lo que lo motiva. Haga una descripción de las necesidades de su campo y del grupo con quien va a trabajar. Muestre qué necesidad va a tratar de suplir por medio de su ministerio, pero empiece primero con la necesidad, no con la solución.
Describa el ministerio específico que planea desarrollar. Comparta lo que planea hacer. Si va a estar trabajando en equipo con otros, explique cuál es el grupo con el cual va a trabajar. Presente el ministerio que lo está enviando o la estructura de recepción en el campo. Debe dejar claro que no va al campo como un llanero solitario.
Pida que lo(a) apoye con una ofrenda sistemática. Pida su contribución económica claramente. Si no pide, ellos no van a ofrecer.
¿Cómo se pide? Explique que cada misionero tiene que levantar su propio sostenimiento y que le gustaría ofrecerles la oportunidad de participar en su ministerio. Diga, “¿Estarían ustedes dispuesto(a)s a apoyar mi ministerio con una ofrenda mensual?” Normalmente van a dar una de dos posibles respuestas: “Sí.” “No.”
Si la persona ofrece dar una ofrenda única, agradezca su disposición y explique que probablemente en el futuro querrán empezar a ofrendar mensualmente, porque usted también tendrá que hacerle frente a gastos mensuales.
Si la respuesta a su invitación a apoyar su ministerio es positiva, diga, “¿Con cuánto podría participar mensualmente?” Después de hacer su presentación e invitar a la persona a apoyarlo económicamente, ¡quédese callado! Aquí es válido el dicho, “El que habla primero, pierde.” No hable más hasta tener la respuesta de la persona. El silencio es difícil de aguantar, pero si frente a un prolongado silencio usted empieza a hablar más, es casi seguro que no logrará una ofrenda de esa persona.
No se limite a pedir oración, sino pida su ofrenda. Después de lograr su participación, o si su respuesta a la invitación de ofrendar fue negativa, ayúdele a ver que su participación no se limita al ofrendar, sino que lo que busca es un apoyo amplio, incluyendo ofrenda, oración y cualquier otra forma que tenga en mente.
La razón por enfatizar primero la ofrenda es que normalmente las personas que están tratando de levantar su sostenimiento tienden a no querer poner presión sobre los posibles donantes y suavizan tanto la parte final de la presentación que la gente terminan esquivando la ofrenda y optando únicamente por orar. Pregunte si ellos pueden pensar en otras personas a quienes posiblemente les gustaría apoyar su ministerio.
Es muy importante lograr cuatro o cinco referencias de otros posibles donantes en cada cita. Estas serán las personas a quienes usted llamará en la segunda o tercera ronda de contactos. Sólo por medio de pedir referencias de otros posibles donantes será posible expandir la lista de contactos más allá de sus amigos, parientes, y miembros de su iglesia. Recoja su primer donativo. Diga algo así: “Gracias por su decisión de apoyar el proyecto misionero. “¿Podría dar su primera contribución ahora?” La experiencia muestra que el 60% de las personas sí darán su primera contribución en el momento, si se les pide. Sin embargo, esa primera ofrenda no es la más importante.
La más importante es la segunda, porque con ella se establece un patrón.
Cada año intente, con la ayuda de su equipo de apoyo en su iglesia, lograr que cada donante aumente su apoyo y participación. Hay varias formas de aumentar su apoyo y participación: Aumentando la cantidad de su ofrenda Aumentando la frecuencia de su ofrenda. Si ya están ofrendando mensualmente, que consideren dar el “treceavo mes” o aguinaldo Aumentando su participación en su ministerio. Podría entrar a formar parte de su equipo de apoyo, o participar en un viaje misionero de su iglesia para apoyar su ministerio, o comprometerse más de fondo en la oración, etc.
Sugerencias de Categorías Para Su Lista de Contactos
En un cuaderno debe empezar una lista de personas que va a llamar para pedir una cita para presentarles el proyecto misionero que Dios le ha dado. Empiece a hacer su lista con las personas más obvias: los miembros de su iglesia con quienes usted tenga una relación significativa; sus amigos íntimos, sus parientes más cercanos.
Amistades de la iglesia
- amistades de la iglesia donde creció
- amistades de su iglesia actual (si es diferente)
- amistades de otras iglesias que ha asistido
Familiares
- padres
- hermanos(as)
- abuelos
- hijos
- tios(as)
- primos(as)
- sobrinos(as)
- otros
Vecinos
- vecinos previos
- vecinos actuales
Contactos de la escuela
- primaria
- secundaria
- preparatoria
- universidad
- postgrado
Contactos de su empleo
- de trabajos anteriores de tiempo parcial
- de trabajos anteriores de tiempo completo
- de su trabajo actual
Contactos de personas que le sirven
- barbero/salón de belleza
- pediatra
- oculista
- otros médicos
- su contador
- agentes de seguros
- abogado
- gente en el banco
- mecánico
- plomero
- guardería de su hijos
- maestras(os) de sus hijos
- de la tintorería
- odontólogo
- médico familiar
- cirujano
- gente de la imprenta
- dueño de la librería cristiana
Clubes y Contactos Cívicos
- de la asociación de padres de la escuela de sus hijos
- de la asociación de vecinos de su colonia
- del Club Rotario
Otras Amistades
- nombres de su lista de tarjetas de Navidad
- nombres de la lista de tarjetas de Navidad de sus padres
- de la lista de invitación para su boda (si es casado)
- de su libreta de direcciones
- de la libreta de direcciones de sus padres
- personas con quienes usted participa en un deporte o pasatiempo
Contactos de alguna Agencia Misionera
- otros misioneros con la agencia
- administradores de la agencia
- miembros de la Junta Directiva de la agencia
- los mismos contactos de otras agencia misioneras